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Bendiciendo con nuestras palabras

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Bendiciendo con nuestras palabras.

Hoy estamos cerrando nuestra serie Familias bendecidas. Ha sido una jornada fascinante en la que Dios de muchas formas nos ha dicho Dios que el desea bendecir nuestras familias.

La bendición será el resultado de alinearnos a los propósitos de Dios, el resultado de asumir los roles que Dios nos asignó. El resultado de vivir en acuerdo, el resultado de vivir el perdón al interior de nuestra familia. Y el resultado de administrar con sabiduría los recursos que Dios nos da.

Para cerrar nuestra serie el día de hoy les diré que Nuestras familias serán bendecidas, cuando aprendamos a bendecirnos los unos a los otros.

Y me refiero específicamente a bendecirnos con nuestras palabras. Mi mensaje el día de hoy se titula: bendiciendo con nuestras palabras.

De nada sirve que ames en tu corazón, si no expresas ese amor con tus palabras. Por esa razón, hay esposas que aunque tienen un esposo que trabaja duro y las mantiene, ellas no se sienten felices. Porque aunque tienen que comer, que vestir, donde vivir, y hasta un carro que manejar, siguen necesitando escuchar a su esposo decirles que las aman.

Los seres humanos necesitamos escuchar las bendiciones pronunciadas por aquellos que están sobre nosotros en autoridad. Es una necesidad. Hombre tu esposa necesita ser afirmada por ti, tus hijos necesitan ser afirmados por ti. si eres jefe o tienes una posición de liderazgo en tu empresa o en tu iglesia, todos aquellos que están bajo tu autoridad necesitan ser afirmados por ti y eso se hace con palabras. Afirma con tus palabras a todos aquellos que están bajo tu autoridad, ellos necesitan escucharlo. ¡Bendícelos!

Por eso el primero acto de Dios sobre la humanidad después de haberlos creado fue bendecirlos con palabras. Mira lo que la Biblia dice:

Génesis 1:27-28NVI 27 Y Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó, 28 y los bendijo con estas palabras: «Sean fructíferos y multiplíquense; llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar y a las aves del cielo, y a todos los reptiles que se arrastran por el suelo».

Tu familia necesita escuchar que tu les bendigas con tus palabras. Tu familia no solo necesita comer, vestir, tener un lugar para vivir, tener la oportunidad de estudiar y prepararse etc. Tu familia también necesita ser bendecida por ti como padre o como madre. Lo necesitan. ¿Que pasa cuando una necesidad no es suplida? Se vive con una carencia, y nos volvemos deficientes por eso que nos hace falta. Por eso Dios bendijo al ser humano con sus palabras; porque el ser humano lo necesita.

El bendecir a los hijos con las palabras fue una buena práctica antigua que se perdió, como muchas otras cosas buenas que se han perdido en el tiempo. Pero en el principio, los patriarcas bendecían a sus hijos. Imagínate esta escena:

Génesis 27:26-29NVI 26 Luego le dijo su padre: —Acércate ahora, hijo mío, y dame un beso. 27 Jacob se acercó y lo besó. Cuando Isaac olió su ropa, lo bendijo con estas palabras: «El olor de mi hijo es como el de un campo bendecido por el Señor. 28 Que Dios te conceda el rocío del cielo; que de la riqueza de la tierra te dé trigo y vino en abundancia. 29 Que te sirvan los pueblos; que ante ti se inclinen las naciones. Que seas señor de tus hermanos; que ante ti se inclinen los hijos de tu madre. Maldito sea el que te maldiga, y bendito el que te bendiga».

¿Que hizo Isaac? Bendijo a su hijo Jacob con sus palabras. ¿Y que fue de Jacob? Fue un hombre bendecido. No digo que no tuvo luchas o dificultades, no digo que su vida fue fácil, si conoces la historia sabes que Jacob pasó por muchas situaciones; pero el resultado final de la vida de Jacob fue que la bendición de su padre, se hizo real. Jacob fue un hombre bendecido.

Observa la secuencia que llevamos: Dios bendijo al ser humano. Los patriarcas bendecían a sus hijos. Y los sacerdotes de Israel bendecían al pueblo. Observa la orden de Dios a Moisés para que instruya a los sacerdotes:

Números 6:22-27RV60 22 Jehová habló a Moisés, diciendo 23 Habla a Aarón y a sus hijos y diles: Así bendeciréis a los hijos de Israel, diciéndoles: 24 Jehová te bendiga, y te guarde; 25 Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; 26 Jehová alce sobre ti su rostro, y

ponga en ti paz. 27 Y pondrán mi nombre sobre los hijos de Israel, y yo los bendeciré.

Dios fue muy claro con Moisés respecto de esta instrucción porque Dios quería que la bendición fuera parte de a cultura de su pueblo. Los sacerdotes bendecirían a las familias, y los padres bendecirían a sus hijos y el resultado sería una nación bendecida. Y dice Dios: Y yo los bendeciré. Porque cuando una autoridad bendice a alguien, lo hace representando a Dios, por lo tanto, Dios bendice a ese alguien.

También debo decir que el ultimo acto de Jesús con sus discípulos al ascender a los cielos fue bendecirlos. observa:

Lucas 24:50-53RV60 50 Y los sacó fuera hasta Betania, y alzando sus manos, los bendijo. 51 Y aconteció que bendiciéndolos, se separó de ellos, y fue llevado arriba al cielo. 52 Ellos, después de haberle adorado, volvieron a Jerusalén con gran gozo; 53 y estaban siempre en el templo, alabando y bendiciendo a Dios. Amén.

La última imagen que los discípulos tu vieron de Jesús fue ver que los bendecía. Las ultimas palabras que los discípulos escucharon de Jesús fue escuchar que los bendecía. ¿Porque el ultimo acto de Jesús fue bendecir a sus discípulos? Porque los seres humanos necesitamos escuchar que aquellos están sobre ellos en autoridad, nos bendicen.

Ser bendecido, es una necesidad intrínseca del ser humano. Los hijos necesitamos ser bendecidos por nuestros padres y madres. Las esposas necesitan ser bendecidas por sus esposos. Las congregaciones necesitan ser bendecidas por sus pastores etc. Y la bendición debe ser pronunciada, no solo pensada o sentida.

Familia, las palabras son importantes. La Biblia dice por ejemplo; que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía por la palabra de Dios.1 Entonces las palabras tienen un poderoso poder creativo. Las palabras crean una atmósfera buena o mala, de gozo o de tristeza. Las palabras entonces, activan y desatan el potencial de nuestros hijos, o también podrían inhibirlo, van en esa dirección. Por eso no debemos decirles cosas como:

no sirves para nada, eres un burro, así nadie te va a querer, etc. Porque esas palabras inhiben el potencial de tus hijos.

Por eso la Biblia dice que de toda palabra ociosa que salga de nuestra boca daremos cuenta.2 También la Biblia dice que por nuestras palabras seremos justificados o condenados.3 ¿Por qué es tan contundente la Biblia respecto del uso de nuestras palabras? Porque las palabras tienen poder. El ser humano puede ser marcado para bien o para mal por las palabras de aquellos que están en autoridad sobre el. El curso de toda una vida puede ser trazado por las palabras que se pronuncian sobre el.4 Por eso la Biblia dice esto:

Romanos 12:14RV60 “…bendecid, y no maldigáis.

¿Porque lo dice? Porque esto es muy importante. Bendecir es importante, porque se desata un potencial creativo y se desata un respaldo espiritual constructivo y positivo sobre a aquellos a los que bendecimos; pero si maldecimos, hacemos un gran daño porque bloqueamos lo que Dios quiere hacer, inhibimos todo el potencial creativo de las personas y podemos limitar de una forma muy drástica el desarrollo de una persona. Un esposo debe bendecir a su esposa y a sus hijos pero cuando en lugar de bendecir maldecimos, provocamos todo lo opuesto a lo bueno que Dios quería para esa persona. Y aunque la esposa no es cabeza del hogar, de igual manera con tus palabras desatas o inhibes el potencial de tu esposo y de tus hijos.

Resumen: Dios pronunció su bendición sobre el ser humano que creó. Los patriarcas pronunciaron bendición sobre sus hijos. Los sacerdotes pronunciaron bendición sobre Israel. Jesús pronunció bendición sobre sus discípulos. ¿Porque? Porque los seres humanos necesitamos escuchar las bendiciones pronunciadas por los que están sobre nosotros en autoridad.

De todo esto aprendemos que Nuestras familias serán bendecidas, cuando aprendamos a bendecirnos con palabras los unos a los otros.

¿Como podemos bendecir con nuestras palabras?

Se intentional en hacerlo.

Como en todas las cosas, sembrar un hábito demanda esfuerzo y sobre todo intencionalidad.

Al principio podemos sentirnos raros al tratar de incluir una práctica que no es parte de nuestra conducta habitual; pero cuando entendemos que algo es bueno y necesario, nos sobreponemos a cualquier sentimiento de incomodidad o de vergüenza y lo hacemos.

Debemos aprender vencer nuestra mente que nos dice que no nos gusta eso, o que nos da vergüenza, o que nos sentimos raros, o que nos sentimos incómodos y establecer con intencionalidad el hábito de bendecir a nuestra familia hasta que bendecirlos se vuelva natural.

También ocurre que podríamos tenemos ciertos criterios que nos limitan a vivir ciertas experiencias por ejemplo los que quieren dejar que las cosas se den por si solas. O el esperar que nos nazca hacer cierta cosa. O el dejar que las cosas ocurran por si mismas. etc. Estos son criterios que nos limitan porque hay algunas situaciones que no se dan por si mismas, las debemos provocar. Este aspecto en particular, el bendecir a nuestra familia, no ocurrirá por si mismo, debemos ser intencionales en practicar el bendecirnos los unos a los otros.

Si en tu hogar jamás se practicó el bendecirse unos a otros, lo mas seguro es que no se te va a dar solo, ni natural, deberás ser intencional para que la bendición se vuelva algo normal en la cultura de tu familia. Como acabamos de leer al Apóstol Pablo que dijo:

Romanos 12:14RV60 “…bendecid, y no maldigáis.

¿Te das cuenta? Tomas la decisión de empezar a bendecir y dejar de maldecir.

A lo mejor creciste en un hogar donde lo normal eran las maldiciones, las malas palabras y las majaderías. Así se hablaba en tu casa. O creciste en un hogar donde los sobre nombres, las burlas y la cartilla era lo normal; y quizá ti no te afectó pero a alguno de tus hermanos si, ellos son retraídos, tímidos, vergonzosos porque los achicaron con las palabras y el trato abusivo. quizá no había consciencia de esto, pero igual afectó.

Tu y yo como cristianos ahora, debemos acatar la orden que nos da la palabra de Dios: dejar de maldecir, y empezar a bendecir. Esa es la orden. Dejar de atacar a nuestros hermanos, dejar de decirles sobrenombres ofensivos, y empezar a hablar bien de las personas que viven con nosotros y bendecirlos. Mira lo que dice la Biblia:

Santiago 3:7-12 RV60 7 Porque toda naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes, y de seres del mar, se doma y ha sido domada por la naturaleza humana; 8 pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal. 9 Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios. 10 De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así. 11 ¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga? 12 Hermanos míos, ¿puede acaso la higuera producir aceitunas, o la vid higos? Así también ninguna fuente puede dar agua salada y dulce.

¿Que nos dice la Biblia? que debemos aprender a domar nuestra lengua. Que no podemos dejarnos llevar por las emociones y maldecir en nuestra casa y luego con la misma boca venir a bendecir a Dios en las reuniones de la iglesia. Esto no debe ser así.

La Biblia mas que nada nos está llamando a ser intencionales en bendecir e intencionales en no maldecir con nuestra boca.

¿Como podemos bendecir con nuestras palabras?

Desarrolla un lenguaje de bendición.

Digo desarrollarlo, porque a veces no traemos formación en esa area. Y no sabemos como hacerlo. En esos casos nos toca desarrollar algo que no es parte de nuestra vida. Debemos desarrollarlo, aprenderlo, crearlo, formarlo hasta que lo dominemos. A veces podemos aprender observando a otros hacerlo.

Dios le indicó a Moisés de qué manera los sacerdotes iban a bendecir al pueblo. Así lo dice la Biblia:

Números 6:22-26RV60 22 Jehová habló a Moisés, diciendo 23 Habla a Aarón y a sus hijos y diles: Así bendeciréis a los hijos de Israel, diciéndoles: 24 Jehová te bendiga, y te guarde; 25 Jehová haga resplandecer su rostro

sobre ti, y tenga de ti misericordia; 26 Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz.

Dios quería que los sacerdotes aprendieron esta manera. Que lo hicieran de una forma específica. Les dijo: háganlo así. Tal y como lo acabamos de leer.

De igual forma nosotros debemos desarrollar una forma de bendecir verbalmente a nuestros hijos y a nuestra esposa; quizá lo harás en la mañana antes que se vayan a la escuela, o en la noche antes de acostarse, pero debemos desarrollar esta practicar hasta que suceda de manera natural. Y si no sabes como, o no tienes tu propio estilo definido puedes utilizar este formato:

Números 6:24 24 Jehová te bendiga, y te guarde; 25 Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; 26 Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz.

En lo personal todas las mañanas que llevo a mi hijo a la escuela, pongo mi mano sobre su nunca y oro por el bendiciéndolo. El me escucha, el me siente al bendecirlo cada mañana.

Mi hijo es un chico bendecido porque yo lo bendigo. Y como su autoridad espiritual que representa a Dios sobre su vida, al bendecirlo yo, Dios lo bendice. Yo no espero que mi hijo sea bendecido por la casualidad, ni por los astros, ni por su signo zodiacal, el no necesita eso porque tiene un padre que lo bendice todos los días en el nombre de Dios. Y por eso mi hijo es bendecido. Mi esposa es bendecida porque igualmente la afirmo, oro por ella y la bendigo.

La auto estima de ellos parte del trato, de la afirmación y de las palabras de bendición que yo pronuncio sobre ellos. Y es exactamente igual en tu caso. Si tu bendices a tu familia, tu familia será bendecida, si no los bendices no lo serán.

llamar al grupo de alabanza.

Mientras ellos llegan te repito algo que dije al principio:

Los seres humanos necesitamos escuchar las bendiciones pronunciadas por aquellos que están sobre nosotros en autoridad. Es una necesidad que

nosotros como padres y madres debemos suplir. Si no la suplimos, ellos vivirán con una carencia y tarde o temprano desarrollaran una deficiencia. Y nosotros como padres y madres somos responsables de eso. Si tu bendices a tu familia, tu familia será bendecida, si no los bendices no lo serán.

Cantar.

Si nunca has practicado el bendecir a tu familia, te animo: empieza a hacerlo. vence la vergüenza y el temor y bendícelos. Y si lo has dejado de hacer, retómalo pero debemos ser familias que practican la bendición al interior del hogar.

Quiero terminar esta reunión bendiciendo a cada uno de ustedes: levanten sus manos…

Padre, con la autoridad que tu me has dado, con la unción que has derramado sobre mi y con el llamado que me has hecho hoy bendigo esta congregación donde me has establecido. Los bendigo en el nombre de Jesús. declaro que en todo les irá bien, que llevaran tu bendición donde era que estén, que los protegerás de todo mal y que los usarás como un instrumento de bendición para otros donde quiera que estén, en el nombre de Jesús. Amen

 

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