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El trato de Dios

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El trato de Dios.

Quiero iniciar mi charla de hoy deseándoles un feliz año 2020.

Este año que inicia debemos esperar cosas grandes de parte de Dios. Este año que inicia debemos esperar cosas buenas de parte de Dios. Este año debemos esperar la compañía de Dios en todo momento; en los momentos buenos y también en los momentos difíciles que enfrentemos. Enfrentemos este año con esperanza.

Este año también debemos esperar un trato especial de Dios para nuestra vida. Por eso, la primer serie del año se titula. El trato de Dios.

Dios tiene un propósito para cada uno de nosotros y para este mundo. En el corazón de Dios hay una visión para este mundo que te incluye a ti y me incluye a mi;  por eso Dios trata con nosotros; porque nos quiere preparar para usarnos. El trato de Dios nunca es sin razón, siempre tiene que ver con moldearnos mas y mas de acuerdo a sus planes y propósitos.

Esto me hace recordar un pasaje de la escritura donde Dios compara a su pueblo con el barro en las manos del alfarero. veamos:

Jeremías 18:1-6 RV60 1Palabra de Jehová que vino a Jeremías, diciendo: 2 Levántate y vete a casa del alfarero, y allí te haré oír mis palabras. 3 Y descendí a casa del alfarero, y he aquí que él trabajaba sobre la rueda. 4 Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano; y volvió y la hizo otra vasija, según le pareció mejor hacerla. 5 Entonces vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 6 ¿No podré yo hacer de vosotros como este alfarero, oh casa de Israel? dice Jehová. He aquí que como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel.

Estas son palabras del Profeta Jeremías a la nación de Israel. Mientras Jeremías contemplaba el trabajo de un alfarero Dios le dio un palabra para la nación, Jeremías observó que el alfarero tenía un proyecto. El trabajaba con sus manos sobre el material. Pero el barro, tomó otra forma; una forma distinta a la que el tenía en mente; Jeremías dice: “…se echó a perder en su mano…”. Pero ese no fue problema para el alfarero. Inmediatamente, como artista experimentado, le dio una forma nueva tal y como el lo deseaba; de acuerdo a la visión que el tenía.

En ese momento Jeremías entendió: así es Dios; el es el alfarero y el barro somos su pueblo. Él tiene un proyecto y trabaja con nosotros. Nosotros nos echamos a perder en sus manos, por nuestra rebeldía y por nuestro pecado, pero el presiona con sus manos para hacernos volver al proyecto original. Esta analogía no solo aplica a Israel, también aplica a nosotros el día de hoy; somos ese barro en las manos del alfarero.

La diferencia entre el barro y nosotros los seres humanos, es que nosotros tenemos voluntad propia; esa voluntad es la que nos hace desviarnos de los proyectos de Dios; pero Dios trata con nosotros para darnos la forma que el tiene en mente.

Dios usa las experiencia que vivimos para alinearnos a su voluntad; Dios no desperdicia nada. Dios actúa en nuestras vidas esperando que reaccionemos favorablemente a su trato.

Este año Dios tratará contigo y conmigo de acuerdo a sus planes y propósitos. Tu y yo somos barro en las manos de Dios; pero tenemos voluntad, vamos a rendir nuestra voluntad al Señorío de Cristo para que se cumpla en nuestra vida su voluntad, la cual es buena, agradable y perfecta.

Hay un pasaje en los evangelios que nos puede servir de guía este mes, para identificar cómo Dios trata con nosotros; es la ocasión en la que Jesús lavó los pies de los discípulos.  Vamos a leer lo que ocurrió esa noche:

Juan 13:1-9 1Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora para pasar de este mundo al Padre, como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin.  2 Durante la cena, como el diablo ya había puesto en el corazón de Judas hijo de Simón Iscariote que le entregase, 3 y sabiendo Jesús que el Padre había puesto todas las cosas en sus manos y que él había salido de Dios y a Dios iba, 4 se levantó de la cena; se quitó el manto, y tomando una toalla, se ciñó con ella. 5 Luego echó agua en una vasija y comenzó a lavar los pies de los discípulos y a secarlos con la toalla con que estaba ceñido. 6 Entonces llegó a Simón Pedro, y éste le dijo: Señor, ¿tú me lavas los pies a mí? 7 Respondió Jesús y le dijo:  Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás después. 8 Pedro le dijo:  —¡Jamás me lavarás los pies! Jesús le respondió:  Si no te lavo, no tienes parte conmigo.  9 Le dijo Simón Pedro:  Señor, entonces, no sólo mis pies, sino también las manos y la cabeza.[1]

Al leer los evangelios debemos tener presente que Jesús vino para morir por nuestros pecados, vino para mostrar al mundo el amor del Padre Celestial, pero también vino para formar un equipo con el cual transformar al mundo con el mensaje del evangelio. Fueron tres años y medio de preparación, experiencias y trato especial con ellos.

Aquella noche, Jesús deseaba dejar grandes lecciones grabadas en el corazón de sus discípulos. Quería enseñarles a servirse unos a otros y Jesús siendo el líder se humilló para servirlos; dándoles una gran lección de humildad y servicio. Todo sucedió en el contexto de la ultima cena. Era una ocasión muy especial, era una ocasión única e irrepetible, era la última cena con ellos.

Aunque el mensaje central del pasaje es la importancia del servicio, también podemos aprender mucho acerca de cómo Dios trata con nosotros. Dios trata con nosotros para prepararnos para cumplir el propósito que tiene para cada nosotros en este mundo.

El trato de Dios es para prepararnos.

Jesús había pasado tres años y medio con los discípulos. En ese caminar con él, ellos experimentaron ciertas situaciones, escucharon ciertas enseñanzas y vivieron ciertas experiencias que los cambiaron para siempre y los prepararon para transformar el mundo.

Cada vez que pases por un proceso doloroso este año, debes recordar que el objetivo de Dios no es lastimarte, sino prepararte para cumplir sus propósitos en este mundo. No te preguntes: ¿Por qué me pasó esto? ¿Sino para que? ¿Como puede usar Dios todo esto que me ha acontecido para que se cumplan sus propósitos en mi vida y en este mundo?

Si pasamos la vida quebrantados, pero nunca mejoramos, ni avanzamos, ni crecemos en la fe, ni nos volvemos mas semejantes a Cristo, ni estamos mejor preparados para cumplir sus propósitos en este mundo, todo ese trato  se vuelve inútil; y Dios tiene que repetir el proceso.

Dios trata con nosotros a través de las experiencias de la vida. No todo lo que vivimos es provocado por Dios; pero Dios si aprovecha todo lo que vivimos para tratar con nosotros, para hacernos crecer, madurar, hacernos mas semejantes a el y estar mas preparados para cumplir sus propósitos en este mundo. Por ejemplo: el no hizo que te divorciaras, el no hizo que tuvieras el accidente, el no te hizo endeudarte etc. esas fueron nuestras malas desiciones, pero dios usa aún eso para moldearnos a su voluntad.

Hay una verdad central que quiero dejar en sus corazones en esta serie:

El trato de Dios es un proceso de formación que nos prepara para cumplir sus propósitos en este mundo.

¿Que características tiene el trato de Dios?

El día de hoy quiero decirles que el trato de Dios…

Es un trato de amor.

Jamás debemos olvidar que Dios trata con nosotros porque nos ama. Dios aprovecha las circunstancias que vivimos para sacarles provecho para nuestro bien, y de acuerdo sus propósitos para nosotros porque nos ama.

Después de las experiencias que vivimos sean buenas o no tan buenas, aprendemos grandes lecciones y descubrimos aspectos que antes eran desconocidos para nosotros y evolucionamos; nos volvemos mejores. Repito, Dios trata con nosotros porque nos ama.

¿Porqué decimos que Dios trata con nosotros porque nos ama?

El contexto de esta historia, es el amor.

En el fragmento que relata la historia del lavamiento de pies y la ultima cena, podemos notar que todo lo que ocurrió esa noche, sucedió dentro de un marco de amor. Mira los que dice Juan:

 Juan 13:1“…Sabiendo Jesús que había llegado su hora para pasar de este mundo al Padre, como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin.

Jesús sabía que no estaría con sus discípulos para siempre; es mas, aquí dice que Jesús ya sabía que había llegado la hora. La realidad de que Jesús se iría pronto, mas el amor por sus discípulos, lo impulsó a tratar con ellos.

Todo lo que ocurrió esa noche, todo lo que se hizo, todo lo que se dijo, todas las experiencias, y todas las reprensiones estuvieron dentro del marco del amor que Jesús tenía para sus discípulos, y dentro de la realidad de que su tiempo con ellos se estaba acortando. Por eso decimos que Dios trata con nosotros porque nos ama.

Aquí dice que Jesús los amó hasta el fin; es decir, su amor no estuvo sujeto a la conducta de sus discípulos sino al corazón de Jesús. ¿Que nos dice esto a nosotros? Que el amor de Dios por nosotros es hasta el fin.  Y que su amor por nosotros no está condicionado a nuestra conducta, sino a su corazón. Eso significa que si aun no ha llegado tu fin, Dios te seguía amando y por eso mismo seguirá tratando contigo y conmigo porque nos ama.

La historia de Pedro y Jesús nos enseña que no importa que hayas hecho, no importa donde hayas estado, no importa cuanto te hayas alejado; y no importa lo que vas a hacer mañana, Dios te sigue amando y por eso trata contigo.

Pedro, en unas horas iba a negar a Jesús, y luego iba a llevarse a los discípulos a su antigua vida; y Jesús lo sabía, pero aún así lo amó y esa noche en la cena trató con el. ¿Porque? Porque lo amaba.

Dios te ama a ti, y por es trata contigo. Te ama tanto, que no te quiere dejar como estas, quiere transformarte y alinearte a sus propósitos.

No importa quien fuiste antes de conocer a Jesús, No importa que has hecho aun después que lo has conocido, Dios te ama; y porque te ama, Dios trata contigo.

¿Porqué decimos que Dios trata con nosotros porque nos ama?

 

La Biblia dice que Dios trata con el que ama.

Dios trata con nosotros porque nos ama y precisamente porque nos ama, nos pasa por procesos que a veces son dulces, y a veces amargos y dolorosos. Es como cuando a tu hijo lo pasas por un tratamiento médico, o un proceso de inmunización, o un proceso de disciplina: le suministras una dosis controlada de dolor porque lo amas. ¿Hay otra razón? Si eres padre, sabes que no, todo es por amor. Los padres sabemos que amor no significa sin dolor. Repito…

Amor no significa sin dolor.

El proceso mediante el cual Dios trata con nosotros puede cambiar, a veces es dulce, y a veces es amargo y doloroso; pero lo que nunca cambia es su amor por nosotros. El autor de la carta a los hebreos, vincula el amor y la disciplina. veamos:

Hebreos 12:6 Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo.

Aquí se menciona la disciplina y al azote en relación al amor y la paternidad; en relación al trato con los hijos. Aprendemos que la disciplina es una muestra de amor. Disciplina tiene que ver con entrenamiento para el desarrollo. Azote, o castigo, tiene que ver con corrección para erradicar una conducta; pero ambas están permeadas por el amor paternal de Dios.

¿Para que disciplinamos a nuestros hijos? Para prepararlos para la vida. ¿Que es disciplina? Es aplicar cierto grado de presión sobre nuestros hijos mediante hábitos, responsabilidades, retos, constancia, exigencias etc. Lo hacemos porque queremos prepararlos para la vida; lo hacemos porque los amamos. Es un trato con ellos, Dios es igual, el ejerce cierto grado de presión sobre nosotros para prepararnos para la vida, para moldearnos y volvernos mejores de lo que somos.

¿Para que castigamos? Para erradicar una conducta incorrecta, inapropiada que pudiera perjudicar a nuestros hijos en el futuro. Dios es igual. Mira como lo plantea la escritura:

2 Samuel 7:14 14 Yo le seré a él padre, y él me será a mí hijo. Y si él hiciere mal, yo le castigaré con vara de hombres, y con azotes de hijos de hombres;

El castigo está relacionado con el hacer lo malo. Se castiga por una acto de maldad; por la manifestación de una conducta rebelde, o por una explícita desobediencia.

Castigas porque amas, porque sabes que esa conducta será dañina para tu hijo o hija en el futuro. El castigo no es para reforzar una conducta o un hábito; es para erradicarlo; pero siempre es por amor.

Si tu hijo se equivoca lo corriges y le enseñas como se hacen las cosas correctamente; si tu hijo desobedece o manifiesta rebeldía, lo castigas. No lo castigas por un error; el error mismo lo hará con sus consecuencias o su sentimiento de falla.

Entonces la disciplina y el castigo son un trato que manifiesta el amor de un padre hacia su hijo, es exactamente igual en el trato de Dino para con nosotros.

Dios te ama como estas, pero porque te ama, no te puede dejar así.

Sería perjudicial para ti mismo, para la gente que te rodea y para el mundo. Como dijimos al principio: Dios trata con nosotros y nos moldea de acuerdo a sus propósitos

Quizá algunos de los presentes el día de hoy a estado pasando por un por una dosis inusual de presión que te exige esfuerzo, madurez, disciplina etc. Dios está preparando para algo que viene. Lo hace porque te ama.

Yo he estado bajo mucha presión en los últimos años. Me ha demandado mucha organización, mucha disciplina, mucho trabajo. se que viene algo bueno para mi vida. Igual tu, si has estado bajo presión y eso te demanda mas cuidado, mas organización etc. es porque viene algo mayor de parte de Dios.

Quizá algunos de los presentes el día de hoy a estado pasando por un proceso de doloroso que incluye pérdida de privilegios, pérdida de influencia, pérdida de comodidades, pérdida de relaciones. No lo se, tal vez, Dios quiere erradicar en ti cierta conducta que es dañina para ti mismo, y aunque duela, Dios lo hace porque te ama.

O quizá alguno, esta viviendo las consecuencias de algunos errores, no hiciste nada con mala intensión pero fue un error todavía, y las consecuencias de eso siempre duelen. Dios en su amor, hará que todo lo que estás viviendo sirva para tu bien. Porque te ama.

llamar al grupo de alabanza.

Dios trata con nosotros y nos pasa por un proceso para limpiarnos, y transformarnos porque nos ama. Te da lo que te da por amor; y te niega lo que te niega, también por amor.

No todo lo que nos ocurre es provocado por Dios, pero Dios aprovecha todo lo que nos ocurre para tratar con nosotros. El siempre hace que todo obre para bien en base a sus propósitos para nuestra vida. La Biblia dice:

Romanos 8:28 NTV 28 Y sabemos que Dios hace que todas las cosas cooperen para el bien de quienes lo aman y son llamados según el propósito que él tiene para ellos.

Cantar: NO me dejará.

Escucha: Pase lo que pase este año, sea brillante u obscuro; sea dulce o  amargo, con dolor o sin dolor, no olvides que Dios te ama; no olvides que Dios estará contigo, No olvides que Dios trata contigo porque te ama y aprovechara cada situación para tu bien y para que se cumplan sus propósitos en tu vida. No estarás solo, en el trato de Dios el te acompañará,

[1]Santa Biblia : Reina-Valera Actualizad. (1989). (electronic ed. of the 1989 edition, Jn 13:1–9). El Paso: Baptist Spanish Publishing House.

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