El trato de Dios es particular
El trato de Dios es particular.
Saludos y oración.
Introducción: La semana pasada iniciamos la primera serie del año que tiene que ver con el trato de Dios hacia sus hijos. Y aprendimos, en primer lugar, que el trato de Dios tiene un objetivo claro: Prepararnos para cumplir los propósitos de Dios mientras vivimos. Y la primera característica del trato de Dios que nos compartió nuestro pastor fue que “El trato de Dios un trato de amor”. Es importante que tengamos presente que aun cuando nuestras las circunstancias se vuelvan difíciles o dolorosas, o trágicas o incomprensibles, el trato de Dios hacia nosotros siempre es un trato de amor.
Hoy tengo el privilegio y la alegría de compartir con ustedes el segundo tema de nuestra serie que se titula “El Trato de Dios es particular”
Particular: propio, exclusivo, específico, peculiar, individual, único, personal, privado.
¿Por qué el trato de Dios es particular?
- Porque cada ser humano es único
El pasaje bíblico en el que se basa nuestra serie, podemos observar que cuando Jesús lavó los pies de sus discípulos, el trato de Jesús hacia Pedro fue muy distinto al trato que tuvo con los otros once discípulos. Veamos:
Juan 13:5-8 Luego echó agua en una vasija y comenzó a lavar los pies de los discípulos y a secarlos con la toalla con que estaba ceñido 6 Entonces llegó a Simón Pedro, y éste le dijo: —Señor, ¿tú me lavas los pies a mí? 7 Respondió Jesús y le dijo: Lo que yo hago, tú no lo comprendes ahora; mas lo entenderás después.8 Pedro le dijo: No me lavarás los pies jamás. Jesús le respondió: Si no te lavare, no tendrás parte conmigo.
Esa conversación no pasó con ningún otro discípulo, solo con Pedro. ¿Por qué con él? Porque Pedro… era Pedro. ¿Han notado que Pedro fue el único que respingó? ¿Por qué? Porque así era él, extrovertido, áspero, enérgico, impulsivo e imprudente. Por eso Jesús trató con él de manera única, porque Pedro era único entre los demás. Así que cuando te preguntes ¿por qué a mí?, respóndete también: Porque soy yo. Porque esto es lo que necesito yo. Porque yo soy único y porque lo que Dios quiere hacer conmigo es único y debo estar preparado para eso.
Cada ser humano es único, por esa razón necesita y recibe un trato único de parte de Dios. Dios no nos ve ni nos trata “a todos parejos,” ni para él somos “todos coludos o todos rabones”, porque ningún ser humano es igual a otro. Dios trata con cada uno de nosotros de acuerdo a la manera específica en la que cada uno necesitamos ser tratados, porque nos conoce bien. Veamos…
Salmo 139:1-2
1 Oh Jehová, tú me has examinado y conocido. 2 Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme, has entendido desde lejos mis pensamientos.
Estas palabras nos describen a un Dios que conoce nuestros pensamientos antes de que los concibamos. Dios sabe exactamente lo que voy a decir antes de que eso suceda, no sólo porque él conoce el futuro, sino porque él nos conoce profunda e individualmente.
Salmo 139:3 “Has escudriñado mi andar y mi reposo, y todos mis caminos te son conocidos”
¿Notaron que los tres pronombres están en primera persona? Mi andar, mi reposo, mis caminos. Además, la palabra hebrea que se traduce escudriñar es zará y significa “esparcir con el propósito de examinar”
Pero eso no es todo: esta acción de escudriñar, implica que Dios ha asumido como responsabilidad personal conocernos como individuos. Esto significa que Dios conoce nuestra forma de vivir, conoce todas nuestras obras, sabe cómo las hacemos y por qué, y conoce todas nuestras capacidades y todas nuestras limitaciones. Conoce todo lo que contribuye a lo que somos como individuos. ¿Cómo es esto posible? Porque fuimos pensados, diseñados y formados por Dios de manera única antes de ser llamado a existir. Leamos juntos…
Salmo 139:13-16 Porque tú formaste mis entrañas; tú me hiciste en el vientre de mi madre. 14. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien.15. No fue encubierto de ti mi cuerpo, bien que en oculto fui formado, y entretejido en lo más profundo de la tierra.16. Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas.
Mientras estudiaba estos pasajes de la Biblia, vi que estas palabras están saturadas de la soberanía de Dios, así que decidí investigar, y encontré que todas nos hablan de la planificación y del cuidado especial de Dios.
- Tú me hiciste en el vientre de mi madre: Entretejer como una malla, cubrir, proteger, cercar
- No fue encubierto de ti mi cuerpo: estructura fuerte, esqueleto, prescribiendo densidad, espesor y longitud de cada hueso
- Fui formado y entretejido: bordado con varios colores
- Mi embrión vieron tus ojos: aprobar, gustar, deleitarse, hallar placer. Foto
- En tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas= moldeadas, determinadas, como hace el alfarero
Veamos cómo lo describe Job…
Job 10:10-12 ¿No me vaciaste como leche, y como queso me cuajaste?11 Me vestiste de piel y carne, y me tejiste con huesos y nervios.12 Vida y misericordia me concediste, y tu cuidado guardó mi espíritu.
Durante nueve meses, mientras se formaban nuestros órganos, huesos, músculos, nervios y cerebro, Dios entretejió un conjunto único de rasgos, capacidades, intereses, emociones, destrezas y actitudes que nos definirían y nos diferenciarían de todas las otras personas. No somos un tejido fetal que se puede extraer y desechar como basura. Somos una obra de arte divina, certificada y única.
Por eso, cada vez que Dios trata con nosotros lo hace de manera única, de acuerdo con nuestro diseño, nuestra condición y nuestra necesidad.
Durante la última cena con sus discípulos, Jesús trató con Pedro el asunto del servicio, porque en pocos días, Pedro tendría mucha influencia, mucha responsabilidad y mucho poder con la iglesia naciente; y él debería tener muy clara la relación entre el servicio y la autoridad. Tal como Jesús, quien era su autoridad, y le estaba sirviendo en ese momento. Jesús le estaba dando a Pedro una lección específica sobre liderazgo que debería tener bien clara y que debería grabar en su memoria para siempre.
De igual forma, Dios trata con cada uno de nosotros de manera especial y particular. Porque en el futuro tendremos que estar preparados para algo específico que Dios quiere hacer a través de nosotros.
¿Por qué el trato de Dios es particular?
- Porque sus planes son personales
Así como nuestra relación con Dios es personal y única, así también su plan para nosotros es personal y único.
¿Han notado que de cada persona en la Biblia sólo hay uno o una, y que a cada uno de ellos lo podemos asociar inmediatamente con una misión específica? Encontramos a un Noé…y un arca. Una Sara, una mujer estéril de 90 años, que resultó embarazada por causa de una promesa de Dios. Tenemos a un Moisés, recibiendo los mandamientos de Dios. Un David… el autor de uno de los libros poético-musicales más bellos que se han escrito. Un Jonás, un profeta renegado y gruñón que fue tragado por una ballena, (y que gracias a eso, salvó a una nación de ser destruida a causa de sus aterradores pecados). También tenemos un Job, que experimentó un nivel de sufrimiento extremo.
Cada una de estas personas nació para cumplir una parte específica en el plan eterno de Dios. Exactamente igual que tú y que yo.
Desde las circunstancias que rodearon nuestro nacimiento, pasando por nuestra infancia y posteriores años de formación, nuestra vida tiene un sentido, un significado, un propósito, y un destino personal dentro de los planes de Dios. Pero la clave para el cumplimiento del plan de Dios en nuestra vida es nuestra respuesta a Dios y al trato de Dios hacia nosotros.
Ahora les compartiré un poco acerca del trato personal de Dios con dos de los ejemplos bíblicos más conocidos acerca del dolor emocional, mental y físico, y de las pérdidas que puede llegar sufrir un hijo de Dios: Echemos una mirada primero a Job. (Puedes leer el capítulo 1 de su libro en casa)
En un solo día, Job perdió sus bueyes, sus asnos, sus camellos, sus sirvientes, sus ovejas, sus pastores…y a todos sus hijos e hijas. ¿Y qué fue lo primero que hizo?
Job 1:20-22
Entonces Job se levantó, y rasgó su manto, y rasuró su cabeza, y se postró en tierra y adoró, y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio y Jehová quitó, sea el nombre de Jehová bendito. En todo esto no pecó Job ni atribuyó a Dios despropósito alguno.
Sí, Dios en su infinita sabiduría, permite que experimentemos aflicciones, tribulaciones, o sufrimientos, pero no sin propósito. Aunque la mayoría de los cristianos excluyen a Dios de sus problemas y sus crisis personales, Dios siempre quiere revelarse a nosotros, quiere ser conocido profundamente por nosotros, incluso en los “tiempos malos”. Nuestro Dios ve los problemas y las crisis que enfrentamos como oportunidades para obtener beneficios, como le sucedió a Job.
Antes de su enorme tragedia personal, Job no tenía un conocimiento real de Dios, pero esa terrible experiencia le produjo sanidad espiritual en su vida.
Veamos cómo lo dijo él mismo…
Job 42:5 De oídas te había oído, más ahora mis ojos te ven
El propósito principal de Dios cuando aparecen las pruebas, no es aliviar el dolor, sino más bien que aprendamos a procesar el evento o cualquier conflicto y que aprendamos de esa experiencia. El propósito primordial de Dios es que nos parezcamos más a Jesús cada vez…y eso no es tarea fácil, ni rápida. Por eso, Dios aprovecha cada evento que experimentamos en nuestra vida para hacernos crecer. Dios tiene un propósito en todo. En la mente perfecta y sabia de Dios, las cosas que suceden no son meros accidentes. Es Dios quien controla los eventos, no las pérdidas o el sufrimiento que experimentamos. En los planes de Dios nada sucede por casualidad.
Romanos 8:28-29 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. 29 Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo…
Es importante entender que el propósito de Dios no es solucionar problemas. Las pruebas no llegan para que las arreglemos, sino para arreglarnos a nosotros…Y esto lo vamos a vamos a ver el segundo ejemplo que trata del apóstol Pablo.
Pablo tuvo un problema en su cuerpo, al que llamó aguijón en la carne, y que era causado directamente por Satanás. Pablo hizo exactamente lo mismo que la mayoría de nosotros: Desesperado, habló con Dios al respecto, y le pidió que lo librara de su aflicción. Veamos…
2 Corintios 12:7-8 Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera; respecto lo cual, tres veces he rogado al Señor que lo quite de mí…
¿Y Dios arregló el problema de Pablo?? No. (¡Pero él era el santo apóstol Pablo!) ¿El problema de Pablo era el aguijón? No. El problema fue cómo respondió Pablo a la aflicción que le causaba el aguijón. ¿Entonces cómo manejó Dios el problema de Pablo? Dios conectó dos puntos: el dolor y el propósito del dolor.
Veamos cómo respondió Dios…y cómo respondió Pablo
2 Corintios 12:9 Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad…Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.
Pablo necesitaba dos cosas para enfrentar el agujón: La gracia de Dios para el dolor y el propósito del dolor, que era protegerlo de la arrogancia.
En cada proceso en el que Dios quiere sumergirnos para mejorarnos, nosotros queremos salirnos, y cuanto más pronto, mejor. Pero Dios desea que cooperemos con él para su honra, su gloria, y nuestro beneficio. En el trato particular que Dios tiene con cada uno de nosotros, nuestra tarea es cooperar con lo que Dios esté haciendo en nuestra vida.
Llamar a la banda y cantar “No me dejará”