Back to Blog

Un trato necesario

Descargar PDF

Un trato necesario.

Hoy estamos cerrando nuestra serie El trato de Dios.

Hemos aprendido que somos como el barro en las manos del alfarero, que Dios trata con nosotros para darnos la forma que debemos tener de acuerdo al propósito que el tiene para nosotros.

Hemos aprendido que el trato de Dios Es un trato de amor. Dios trata con nosotros porque nos ama. Hemos aprendido que el trato de Dios Es un trato particular, Dios trata con nosotros de acuerdo a la personalidad de cada uno. A veces el trato de Dios es un trato incomprensible porque rompe nuestros paradigmas y no siempre sabemos que es lo que Dios tiene en mente al pasarnos por ciertos procesos.

El día de hoy para cerrar nuestra serie, aprenderemos que el trato de Dios es Un trato necesario.

Cuando Dios trata con nosotros y nos pasa por un proceso de demolición de paradigmas, nuestra primer reacción es rechazar aquellas experiencias, aquellas situaciones, aquellos diagnósticos etc. Quizá nuestra forma de rechazo es quejarnos, cuestionar, renegar o preguntar: ¿Porque me está pasando esto a mi? Algunos rechazan el trato de Dios  divorciándose, abandonando a su familia, evadiendo amistades, alejándose de ciertas personas que les confrontan, alejándose de la iglesia, o cambiándose de iglesia,  o alejándose del camino de Dios. etc. Es una especie de protesta contra Dios por no comprender y no aceptar la forma en la que Dios está tratando con ellos.

Cuando Jesús trató con Pedro al lavarle los pies, Pedro rechazó ese trato:

Juan 13:8 8 Pedro le dijo: —¡Jamás me lavarás los pies!

Como ya explicamos, para Pedro era muy fuerte ver a Jesús en tal humillación. Recordemos que en aquel tiempo la humildad no era un virtud, era considerada mas bien como un defecto. Y la primera reacción de Pedro fue: a mi no me lavarás los pies jamás. NO acepto esto que estas haciendo; no puedo permitir que trates conmigo de esta forma.

Juan 13:8  8 “…Jesús le respondió:  Si no te lavo, no tienes parte conmigo.

¿Que significa eso? Si rechazas mi trato en tu vida, porque no lo entiendes, o porque no te gusta, o porque te parece injusto, o porque te parece muy fuerte, o porque no va de acuerdo a lo que tu estas acostumbrado, no tendrás parte conmigo. Como diciendo:

-Pedro, Mi trato no es opcional, es necesario.

Cuando Dios trata con nosotros, hay momentos donde queremos evitar ese proceso porque nos duele, nos resulta desagradable, doloroso o incomprensible. No nos gusta lo desconocido, no nos gustan los cambios, no nos gustan las incomodidades, no nos gusta cuando nos rompen los paradigmas; y menos en este tiempo donde las redes sociales nos hacen compararnos con otros y nos hacen pensar que todos tienen una veda perfecta menos nosotros. ¿Porque nosotros no tenemos eso que tienen los demás? ¿porque nuestros hijos no son perfectos como los hijos de fulano de tal? ¿Porque nuestro matrimonio no es de ensueño como el matrimonio de fulano de tal? etc. Y la primera opción es rechazar el trato de Dios. Rechazar aquel proceso incomprensible y doloroso.

Pero rechazar el trato de Dios es rechazar a los planes de Dios.  Dios logrará convertirnos en aquello que el sabe que podemos llegar a ser precisamente a través de ese proceso difícil en el que se requiere que aumente nuestra fe, o nuestra dependencia de Dios.

No podemos alcanzar los propósitos de Dios, si no pasamos primero por el trato de Dios. Abortar el trato de Dios es abortar sus planes para nuestra vida.

Esa noche, que Jesús lavó los pies de los discípulos Dios tenía que tratar con ellos, Dios quería tratar con ellos. Dios quería prepararlos para la misión de trasformar el mundo. Dios tenía que formar en ellos una mentalidad diferente en ellos respecto del servicio, respecto del liderazgo, respecto de la autoridad. Ellos jamás hubieran estado listos para transformar al mundo, para alcanzar y transformar miles de vidas si Jesús no hubiera tratado con ellos primero.

El trato de Dios es un trato de amor, es un trato particular, es un trato incomprensible, pero también es un trato necesario desde la perspectiva de la preparación para cumplir con sus propósitos, y desde la perspectiva de llegar a ser, lo que Dios ha pensado que tu y yo podemos llegar a ser.

Para alcanzar el propósito de Dios, primero debemos pasar por el trato de Dios.

Pero a veces el trato de Dios es difícil de vivir.

¿Como podemos vivir con éxito un trato de Dios que naturalmente tendemos a rechazar?

Recuerda que Dios nos ama.

Pero cuando tu y yo estamos pasando por un proceso difícil de entender, un momento difícil, triste o desagradable olvidamos que Dios nos ama. Es mas, el concepto de que Dios nos ama, momentáneamente nos choca porque no coincide con la realidad que estamos viviendo. ¿Como que Dios me ama y permitió que me diera cáncer? ¿Como que Dios me ama y perdí mi empleo? ¿Como que Dios me ama y mis padres se están divorciando? ¿Como que Dios me ama y mi hijo nació con síndrome de Dawn? etc. Es complicado comprenderlo, pero es lo que mas debemos tener presente.

La primer semana nuestro pastor nos enseñó es un Dios trata con nosotros porque nos ama. Es su amor por nosotros lo que lo hace tratar con nosotros.  No es que el provoca todo lo que nos ocurre, pero el aprovecha todo lo que os ocurre para tratar con nosotros.

Dios nos ama tanto, que no nos puede dejar como estamos. No nos conviene a nosotros, ni le conviene a los que nos rodean que sigamos siendo los mismos de siempre. El amor de Dios es la razón de su trato con nosotros.

Por eso, cuando estamos pasando por el valle de sombra debemos recordarnos a nosotros mismos: Dios me ama. Y en este preciso momento está conmigo. Eso fue exactamente lo que hizo Jeremías cuando miró a su nación devastada, en escombros, consumida por las llamas, y rodeado de cadáveres por la invasión babilónica. El dijo:

Lamentaciones 3:22-23 22 El gran amor del Señor nunca se acaba,  y su compasión jamás se agota. 23 Cada mañana se renuevan sus bondades; ¡muy grande es su fidelidad!

Jeremías estaba pasando el momento mas difícil de su vida y allí mismo se recordó a sí mismo que el amor de Dios nunca se acaba, que su compasión jamás se agota, que a la mañana siguiente se renovarán sus bondades. Eso le ayudó a sobrevivir en medio de un trato doloroso.

¿Como podemos vivir con éxito un trato de Dios que naturalmente tendemos a rechazar?

No olvides que los momentos difíciles pasan.

Cuando estamos viviendo aquellas complicaciones y dificultades los días se sienten eternos, y pareciera que estamos en una situación que no se va a terminar nunca. Uno siente que es un proceso interminable, por eso debemos recordarnos a nosotros mismos que los momentos difíciles pasan. La Biblia dice:

Salmos 30:5 “…Por la noche durará el lloro, Y a la mañana vendrá la alegría.

Ningún dolor dura para siempre aunque al presente sientas que es interminable.

Nota: Aquí ustedes los predicadores podrían contar alguna anécdota personal en la que vivieron un momento difícil que parecía interminable pero ya pasó. es una historia de tu pasado.

¿Como podemos vivir con éxito un trato de Dios que naturalmente tendemos a rechazar?

Decide confiar en Dios.

Dios sabe lo que hace. Dios sabe cuando lo hace y como lo hace. Por eso a ti y a mi nos conviene confiar en el.

La Biblia se trata de confiar en Dios en medio de circunstancias difíciles. La Biblia esta llena de momentos obscuros en los que no había evidencia aparente de la actividad de Dios. Parecía como si Dios guardara silencio ante la injusticia, o ante las dificultades de la vida. O parecía como si Dios no existiera. Y de repente, hacia su aparición. Dios siempre estuvo allí en medio de la dificultad, pero no se le percibía. Porque así es, en medio de la dificultad se nos nubla la vista. Pero durante las horas mas obscuras, Dios mismo prepara la solución. De eso se trata la Biblia.

Confiar en Dios nunca es accidental. Confiar en Dios no es circunstancial. Confiar en Dios no es algo que nos va a pasar, es algo que tenemos que decidir. Confiar en Dios es un acto de la voluntad que no se basa en las circunstancias que vivimos, sino en el carácter y en las promesas de Dios.

Confiar en Dios en medio de todo lo que esta ocurriendo en nuestra vida mientras el trata con nosotros lo tenemos que decidir nosotros, y entre mas pronto lo decidamos, es mejor.

Nadie puede confiar por otro. No puede confiar el padre por el hijo. Ni el esposo por la esposa, la fe es personal. 

Confiar en Dios no significa cerrar los ojos ante los hechos y decir que no pasa nada. Confiar en Dios es saber que aunque algo horrible pudiera estar ocurriendo en mi vida, Dios me ama, está conmigo y me ayudará para enfrentar esto.  

Todo esto lo podemos ver con claridad en el salmo 46. Observa las palabras subrayadas, todas hacen énfasis en circunstancias sumamente difíciles, pero aún en medio de ellas podemos ver la determinación de confiar en Dios:

Salmo 46:1-5 y 11 1 Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza, nuestra ayuda segura en momentos de angustia. 2 Por eso, no temeremos  aunque se desmorone la tierra y las montañas se hundan en el fondo del mar; 3 aunque rujan y se encrespen sus aguas, y ante su furia retiemblen los montes. 4 Hay un río cuyas corrientes alegran la ciudad de Dios, la santa habitación del *Altísimo.  5 Dios está en ella, la ciudad no caerá; al rayar el alba Dios le brindará su ayuda…11 El Señor Todopoderoso está con nosotros; nuestro refugio es el Dios de Jacob.

Lo que el salmista dice básicamente es: aunque me ocurra la cosa mas horrible que  pudiera pasarme,  he tomado la decisión de no temer por la sencilla y poderosa razón de que Dios esta conmigo, el es mi refugio, e es mi amparo y fortaleza, el es mi ayuda segura, al rayar el alba el Señor me brindará su ayuda. Notemos como el salmista tenía una técnica para soportar el trato doloroso y difícil.

El salmista habla de un río. Un río que alegra el lugar donde habita Dios. Es un río que alegra su habitación. Ese río es la alabanza que fluye del corazón que aún sufriendo, y aunque no comprende del todo lo que está viviendo ha decidido alabar a Dios.

llamar al grupo de alabanza.

Mientras ellos llegan les digo que no todo lo que estás viviendo el día de hoy fue provocado por Dios. Pero todo lo que estas viviendo el día de hoy, Dios lo está aprovechando para tratar contigo; para quebrantarte, para fortalecer tu fe, para moldear tu carácter, para enseñarte cosas nuevas. Porque el objetivo no pasarte por un proceso doloroso, sino prepararte para cumplir sus propósitos.

Dios trata contigo porque te ama, El lo hace de manera particular, puede ser que no lo comprendas tu ahora, o que los demás no comprendan lo que estás viviendo. Pero es necesario que tu fe no falte que no abandones el trato de Dios, que sigas adelante; porque si abortas su trato, abortas sus planes para tu vida.

Cantar.

Ministrar

 

Back to Blog