El antídoto contra el pecado
El antídoto contra el pecado.
Todo este mes hemos estado enseñando sobre el pecado. Ya explicamos aspectos de su naturaleza y de sus efectos en nosotros. Dijimos que el pacto es un asunto espiritual, que el pecado es un asunto de la voluntad, y que el pecado es globalmente destructivo.
La semana pasada explicamos que los efectos del pecado son devastadores: produce Esclavitud Espiritual, se produce una Cadena Generacional y finalmente produce Muerte espiritual.
El objetivo con esta serie es que sepamos todo esto para no caer ciegamente en el engaño del diablo que ha tratado de desaparecer el concepto pecado, o de minimizar sus consecuencias para seguir produciendo esclavitud y muerte espiritual en el mundo.
Aunque toda esta información no son buenas noticias, si es una información bastante útil a nuestro diario vivir. Cada semana también hemos dicho que en Dios hay esperanza, que en Dios hay libertad, y que en Dios hay vida para nosotros. Hemos dicho que con la ayuda de Dios podemos salir de la condición de muerte espiritual, que podemos romper con la esclavitud espiritual y que podemos romper la cadena generacional por la gracia de Dios. Hay esperanza contra el pecado. Le recomiendo comprar las charlas para que las re escuche y para que las regale a sus amigos.
Estas próximas dos charlas, hoy y el próximo fin, estaré hablando de cómo podemos librarnos del pecado y sus efectos en nuestras vidas.
El día de hoy, quiero compartirles “El antídoto contra el pecado.”
Para poder comprender mejor un asunto espiritual como es el pecado, debemos encontrar una forma de compararlo con situaciones que conocemos. Imaginemos por un momento que el pecado es una enfermedad espiritual. Si queremos mostrar la cura contra el pecado, tendríamos que hablar del antídoto contra el pecado, y del proceso de recuperación. Aunque esto es un símil, podemos aprender mucho acerca de como curarnos y finalmente librarnos del pecado en nuestras vidas. Mas o menos así abordaremos este asunto en las próximas dos charlas.
Hoy, como dije, hablaremos del antídoto contra el pecado. Inicio mi charla estableciendo lo siguiente: debido a que el pecado es un asunto espiritual, El antídoto contra el pecado se encuentra solo en Dios. NO existen medios humanos que puedan curar el mal del pecado en el hombre. No hay pastillas, ni cirugías, ni terapia, ni cursos de superación personal que puedan curar al ser humano del pecado. El antídoto contra el pecado se encuentra solo en Dios.
¿Como podemos acceder al antídoto contra el pecado que se encuentra solo e Dios? Mediante una…
Fe genuina.
Si tu tienes un problema que te preocupa mucho y te dicen que existe una solución para ese problema, de manera automática preguntarías: ¿Cual es esa solución? dímela por favor. ¿Como le hago? Y entonces iniciaría un proceso de comunicación en la cual tu recibes información y en base a ella debes actuar. Porque el problema no se soluciona sabiendo la solución, el problema se soluciona aplicando la solución. Debes actuar en base a la información.
Para responder, debes creer que lo que te dicen es cierto. Si no lo crees, aunque la información sea la correcta no actúas. La respuesta al mensaje determina la genuinidad de la fe. Solo respondes, si lo crees.
De igual manera en este asunto del pecado te digo: Hay una solución contra el pecado. Hay una solución para romper la esclavitud espiritual, que te controla y no te permite convertirte en todo aquello que Dios planeó para ti. Hay una solución para romper la cadena generacional que quizá vienes arrastrando de generaciones anteriores y que quisieras no heredarle a tus hijos. Hay una solución para recibir vida espiritual. La solución es Jesucristo. ¿Como? ¿Porque? El Apóstol Juan escribió:
1 Juan 2:1-2 1 Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis. Pero si alguno ha pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo, el justo. 2 Él es la propiciación por nuestros pecados, y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.
¿Que significa la palabra propiciación? Propiciación Era un sacrificio que se ofrecía en la ley antigua para aplacar la justicia divina y tener a Dios propicio.[1]
El Apóstol Juan dice que Jesús es el sacrificio ofrecido para aplacar la justicia divina y hacer que Dios esté propicio a nosotros. El sacrificio de Cristo aplaca la ira de Dios porque satisface las demandas de Dios. Solo con la muerte, se paga el precio del pecado. Dice la Biblia:
Romanos 6:23 23 porque la paga del pecado es muerte…”
Pero ningún pecador podía morir para pagar por los pecados de una humanidad pecadora, debería morir un ser humano inocente. Y la Biblia dice:
Hebreo 4:15 15 No tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.
Aquí dice que Jesús, nuestro sumo sacerdote, se puede compadecer de nuestras debilidades porque fue tentado en todo, como nosotros. Pero también dice que aunque fue tentado en todo, no cayó en ninguna tentación. Jesús es el único ser humano sin pecado. Por eso, Él pudo morir por los pecados nuestros. Pagó nuestra deuda. Cargó nuestro castigo. Llevó nuestro pecado sobre el, solo un ser inocente nos podía librar de el. Como lo ya lo había dicho el profeta Isaías:
Isaías 53:5-6 5 Mas él fue herido por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados. Por darnos la paz, cayó sobre él el castigo, y por sus llagas fuimos nosotros curados. 6 Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.
Entonces Jesús es el antídoto contra el pecado porque siendo inocente, mediante su sacrificio, pudo satisfacer las demandas de un Dios santo, agraviado por nuestra maldad. Como dice Isaías: El fue herido por nuestras rebeliones y molido por nuestros pecados. Para que nosotros tuviéramos paz, el castigo cayó sobre el. Entonces gracias a el, podemos ser libres de la condenación del pecado. Por eso dijo el Apóstol Pablo:
Romanos 5:8 Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús…”
¿Quieres librarte de la condenación? el Antídoto es Cristo Jesús.
Pero ante esta información tu debes responder. Saberla no es suficiente, saberla no te salva. Creerla y responder ante ella si. Cuando respondemos ante esta información, mostramos una fe genuina.
¿Como podemos acceder al antídoto contra el pecado que se encuentra solo e Dios? Mediante una fe genuina y mediante un..
Arrepentimiento genuino.
Debido a que el pecado es un asunto espiritual, no puede resolverse o curarse con medios humanos. El ser humano en su necesidad de mitigar la culpa que provoca la práctica del pecado ha sustituido una relación real con Dios con religión. Pero debemos recordar que aunque la religión pudiera mitigar la culpa y calmar la consciencia, no resuelve el problema, ni cura la enfermedad espiritual del pecado. Es como tratar de curar el cáncer, con un medicamento para el resfriado.
Solo Dios nos puede curar del problema del pecado cuando venimos ante el con un arrepentimiento genuino.
Vamos a revisar un fragmento de la escritura que habla de la práctica de la religión versus un sincero arrepentimiento.
Isaías 1:11-15 11«¿Para qué me sirve, dice Jehová, la multitud de vuestros sacrificios? Hastiado estoy de holocaustos de carneros y de grasa de animales gordos; no quiero sangre de bueyes ni de ovejas ni de machos cabríos. 12 ¿Quién pide esto de vuestras manos, cuando venís a presentaros delante de mí para pisotear mis atrios? 13 No me traigáis más vana ofrenda; el incienso me es abominación.Luna nueva, sábado y el convocar asambleas, no lo puedo sufrir. ¡Son iniquidad vuestras fiestas solemnes! 14 Mi alma aborrece vuestras lunas nuevas y vuestras fiestas solemnes; me son gravosas y cansado estoy de soportarlas. 15 Cuando extendáis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos; asimismo cuando multipliquéis la oración, yo no oiré; llenas están de sangre vuestras manos.
Este fragmento nos deja ver que Dios aborrece la religiosidad. ¿Que es religiosidad? Es cuando practicamos ceremonias religiosas para calmar la conciencia, pero vivimos vidas incongruentes con ellas.
En este caso Dios habla de: sacrificios, holocaustos, ofrendas, incienso, asambleas, fiestas solemnes etc. Son expresiones religiosas del Judaísmo. Pero este pueblo, a la vez que practicaban todo esto, también tenías sus manos llenas de sangre; vivían en violencia. Es decir, aunque tenía religión, en la práctica, vivían en pecado, pero tratando de mitigar la culpa de sus pecados con la religión.
Por eso decimos que la religión pudiera mitigar la culpa y calmar la consciencia, pero no resuelve el problema, ni cura la enfermedad espiritual del pecado. Este pueblo era Profundamente religioso y rotundamente pecador. Pero Dios dice:
Isaías 1:16-18 16 Lavaos y limpiaos, quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos, dejad de hacer lo malo, 17 aprended a hacer el bien, buscad el derecho, socorred al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda. 18 »Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: aunque vuestros pecados sean como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; aunque sean rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.
Aquí encontramos a un Dios que te dice si quieres el antídoto contra el pecado tienes que venir a mi. Tienes que acercarte a mi. Tienes que hacer cuentas con migo. El dice: venid luego. No lo dejes para después, ven hoy y estemos a cuenta. Y habla también de tener la voluntad de abandonar las prácticas pecaminosas.
Esto es lo que compone un arrepentimiento genuino: venir ante Dios, y abandonar el pecado. Como cuando el Hijo pródigo volvió a su padre celestial:
Lucas 15:20-21 20 Entonces se levantó y fue a su padre. Cuando aún estaba lejos, lo vio su padre y fue movido a misericordia, y corrió y se echó sobre su cuello y lo besó. 21 El hijo le dijo: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo.”
El hijo prodigo representa a la humanidad pecadora que decide regresar a Dios representado por el Padre en esta historia. El hijo se levantó y vino al Padre. Tu y yo nos debemos levantar y volver a Dios. Y debemos reconocer que hemos pecado. Debemos reconocer que nuestra relación con Dios se dañó y que nuestra dignidad de hijos de Dios se manchó a causa del pecado. ¿Y que hará el Padre? Actuará con misericordia.
Pero esta historia también nos enseña que arrepentimiento es restitución: si robaste, devuélvelo, si ofendiste, discúlpate etc. Trata de restituir el daño. Como el hijo Pródigo, que no solo reconoció en la soledad que hizo mal, sino que volvió a su padre a quien ofendió y reconoció su error. Un arrepentimiento genuino implica restituir. ¿A quién deberías restituir a causa de tu pecado? El antídoto contra el pecado implica una fe genuina y un arrepentimiento genuino. El Apóstol Pedro lo dijo así:
Hechos 3:19 19 Así que, arrepentíos y convertíos para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de consuelo,
Estas palabras del Apóstol Pedro nos muestran dos acciones: arrepentimiento y conversión. El esta hablando de la parte emocional e intelectual, y de la parte práctica. Debemos saber que hicimos mal, debemos sentirnos mal por haber hecho mal, y debemos dejar de hacer el mal. Arrepentimiento y conversión.
No sirve de mucho que yo sepa que hice mal si lo sigo haciendo. Hay una parte práctica que se requiere de nuestra parte; y solo la llevamos a cabo cuando hay una fe genuina.
El antídoto contra el pecado es Jesucristo. El, siendo inocente, llevó sobre sí mismo el castigo por nuestro pecado. Para acceder al antídoto necesitamos una fe genuina y un arrepentimiento genuino.
[1] https://es.thefreedictionary.com/propiciación