El límite del orgullo
El límite del orgullo.
Seguimos con nuestra serie “Adoración sin límites.” La idea de esta serie es identificar los límites que nos impiden ser mas expresivos en nuestra adoración a Dios para romperlos y adorar a Dios con mas pasión.
Hasta aquí hemos aprendido que Nuestra existencia y nuestra salvación se tratan por completo de adorar y glorificar a Dios. No se trata de otra cosa nuestra existencia. Y aprendimos también que adoramos a Dios Al vivir un estilo de vida piadoso, Al cumplir el propósito de Dios para nuestra vida, y Al expresar visiblemente nuestra alabanza. Con esta serie queremos crecer en ser expresivos en nuestra alabanza para Dios.
Un aspecto que limita nuestra adoración es el que tiene que ver con nuestros conflictos personales. y aprendimos que ese límite se rompe Recordando que Dios es Digno de adorar, independientemente de lo que nos esté ocurriendo; y siendo intencional no emocional al adorar. No podemos permitir que nuestras emociones condicionen nuestra adoración a Dios.
Hoy para continuar con nuestra serie, quiero hablarles de El límite del orgullo. Y para ello vamos a seguir analizando la historia de David y Mical.
2 Samuel 6:12-16;20-23 12 Fue dado aviso al rey David, diciendo: Jehová ha bendecido la casa de Obed-edom y todo lo que tiene, a causa del arca de Dios. Entonces David fue, y llevó con alegría el arca de Dios de casa de Obed-edom a la ciudad de David. 13 Y cuando los que llevaban el arca de Dios habían andado seis pasos, él sacrificó un buey y un carnero engordado. 14 Y David danzaba con toda su fuerza delante de Jehová; y estaba David vestido con un efod de lino. 15 Así David y toda la casa de Israel conducían el arca de Jehová con júbilo y sonido de trompeta. 16 Cuando el arca de Jehová llegó a la ciudad de David, aconteció que Mical hija de Saúl miró desde una ventana, y vio al rey David que saltaba y danzaba delante de Jehová; y le menospreció en su corazón…20 Cuando David volvió para bendecir a su familia, Mical, la hija de Saúl, le salió al encuentro y le reprochó: —¡Qué distinguido se ha visto hoy el rey de Israel, desnudándose como un cualquiera en
presencia de las esclavas de sus oficiales! 21 David le respondió: —Lo hice en presencia del Señor, quien en vez de escoger a tu padre o a cualquier otro de su familia, me escogió a mí y me hizo gobernante de Israel, que es el pueblo del Señor. De modo que seguiré bailando en presencia del Señor, 22 y me rebajaré más todavía, hasta humillarme completamente. Sin embargo, esas mismas esclavas de quienes hablas me rendirán honores. 23 Y Mical hija de Saúl murió sin haber tenido hijos.
Ya explicamos que el arca representa la presencia de Dios y que por eso David quería traerla a la capital del reino; el quería asegurarse que Dios estría presente en su liderazgo.
Este fragmento nos deja ver a un David totalmente expresivo para Dios en adoración; el danzaba, sacrificaba y estaba alegre delante de Dios. Pero también vemos a Mical totalmente fría e indiferente, amargada y sin expresión visible de adoración para Dios.
Evidentemente, en el corazón de Mical había un límite que no le permitía expresarle a Dios toda la adoración que el merece. ¿Porque? Por los conflictos que tenía con David, esos conflictos le impedía adorar a Dios como el se merece; pero en este pasaje también podemos observar otro límite en su vida y este límite es el orgullo. Observa una vez mas la reprensión de Mical a David:
2 Samuel 6:20-22 20 Cuando David volvió para bendecir a su familia, Mical, la hija de Saúl, le salió al encuentro y le reprochó: —¡Qué distinguido se ha visto hoy el rey de Israel, desnudándose como un cualquiera en presencia de las esclavas de sus oficiales! 21 David le respondió: —Lo hice en presencia del Señor, quien en vez de escoger a tu padre o a cualquier otro de su familia, me escogió a mí y me hizo gobernante de Israel, que es el pueblo del Señor. De modo que seguiré bailando en presencia del Señor, 22 y me rebajaré más todavía, hasta humillarme completamente. Sin embargo, esas mismas esclavas de quienes hablas me rendirán honores.
En este diálogo entre David y Mical observamos los enfoques de ambos. ¿En que se enfocaba Mical? 1- En como te vez. Ella decía: con esa conducta no te vez como un rey, te vez como un cualquiera. 2- La
opinión de la gente. Ella dijo: lo hiciste en presencia de las esclavas de los oficiales. En otras palabras, a Mical le importaba mucho lo que los demás pensaran de ella. Le importaba el verse bien ante la gente. Le importaba no perder la admiración de los súbditos, antes de adorar a Dios como el es digno.
¿En que se enfocaba David? En Dios. David dijo: lo hice en presencia del Señor no de las personas. Lo hice porque sé, que el me escogió para ser lo que soy, y todo lo que tengo se lo debo a el. El dijo: me seguiré humillando ante el. En otras palabras seguiré estableciendo en mi vida que el es mas grande y digno de alabar. El es mas grande que yo. Lo que importa que es que se vea su grandeza a través de mi pequeñez e indignidad. De todo esto aprendemos que Para ser expresivos al adorar a Dios, debemos vencer el límite del orgullo.
David venció el límite del orgullo, pero Mical fue vencida por el.
¿Como podemos vencer el límite del orgullo?
Si tomemos en cuenta el enfoque de David, podremos vencer el límite del orgullo.
Complaciendo a Dios.
Cuando se trata de adorar al que hay que complacer es a Dios. La adoración no es para nosotros. Las reuniones de adoración no se tratan de que tu o yo quedemos satisfechos. Las reuniones de adoración no se tratan nuestro placer, ni de nuestro deleite, ni son para satisfacer nuestros gustos personales. La adoración se trata de agradar y complacer a Dios. cuando se trata de adorar no se admite nada de:
“-tóqueme la que me gusta hermano”
El humanismo se ha encargado de poner el ego en el centro. Se trata de que yo esté bien, de que yo me sienta mejor, de que yo sea feliz etc. Pero la adoración a Dios se trata de complacer a Dios, de honrar a Dios de hacer lo que le agrada a Dios. Y David lo entendía. veamos:
2 Samuel 6:20-21 20 Cuando David volvió para bendecir a su familia, Mical, la hija de Saúl, le salió al encuentro y le reprochó: —¡Qué distinguido se ha visto hoy el rey de Israel, desnudándose como un
cualquiera en presencia de las esclavas de sus oficiales! 21 David le respondió: —Lo hice en presencia del Señor…”
David respondió como diciendo: esta reunión no se trataba de que yo quedara bien sino de que Dios sea glorificado. Para vencer el orgullo, y ser expresivos en nuestra adoración a Dios, nuestro enfoque debe estar en complacer a Dios, no a mi.
David sabía que todo lo que tenía provenía de Dios y sabía que todo aquello en lo que se había convertido también provenía de Dios por lo tanto a quien tenía que complacer es a Dios; porque David sabia que Dios era su fuente de bendiciones. como el mismo escribió:
Salmo 103:1-2 1 Bendice, alma mía, a Jehová, Y bendiga todo mi ser su santo nombre. 2 Bendice, alma mía, a Jehová, Y no olvides ninguno de sus beneficios.
David tenía presentes todos los beneficios que Dios le había concedido y eso lo motivaba a adorar expresivamente a Dios.
Complacer al padre también fue el enfoque de Jesús, el dijo:
Juan 8:29 29 “…no me ha dejado solo el Padre, porque yo hago siempre lo que le agrada.
Cuando mi enfoque es agradar a Dios antes que agradarme a mi, vencer el orgullo será algo natural. haces el orgullo a un lado y te enfocas en complacer por completo a Dios.
Hoy en día, con el afán de atraer mas personas, las iglesias buscamos tener instalaciones cómodas y bonitas, reuniones no muy largas centradas en que el no creyente pueda comprender el mensaje y así descubrir a Dios. Es un buen enfoque en cuanto a ganar a otros. Pero nosotros los que ya somos creyentes, los que ya somos hijos de Dios, los que hemos entendido de que se trata la vida cristiana debemos avanzar al siguiente nivel y dejar de buscar que nos complazcan a nosotros, para enfocarnos en complacer a Dios.
¿Como podemos vencer el límite del orgullo?
Enalteciendo a Dios.
Cuando se trata de adorar, al que hay que enaltecer es a Dios. Que se vea su grandeza. Que se vea su majestad. Que todo lo que hacemos lo
enaltezca a el. Las canciones se debe tratar de el. El enfoque de todos nosotros debe estar en el. Y la persona que venga por primera vez perciba que aquí todo apunta hacia el.
En nuestras vidas siempre habrá una tensión entre ponerme en primer lugar a mi, o poner en primer lugar a Dios. El poner en primer lugar a mi, se hace evidente cuando todo se trata de que mis necesidades sean suplidas, que me gusten la cosas que sea hacen, que me ayuden, que yo me sienta bien, cuando me pongo en primer lugar yo antes que el.
Pero la adoración no se trata de engrandecer al hombre, se trata de engrandecer a Dios. Por eso David dijo:
2 Samuel 6:21-22 “…De modo que seguiré bailando en presencia del Señor, 22 y me rebajaré más todavía, hasta humillarme completamente.
David entendía si estoy delante del Señor, la cosa es que yo me humille y el sea enaltecido. La grandeza de Dios se afirma, cuando nosotros menguamos y nos humillamos ante el. Mira las palabras de Juan e Bautista:
Juan 3:26-30 26 Y vinieron a Juan y le dijeron: Rabí, mira que el que estaba contigo al otro lado del Jordán, de quien tú diste testimonio, bautiza, y todos vienen a él. 27 Respondió Juan y dijo: No puede el hombre recibir nada, si no le fuere dado del cielo. 28 Vosotros mismos me sois testigos de que dije: Yo no soy el Cristo, sino que soy enviado delante de él. 29 El que tiene la esposa, es el esposo; mas el amigo del esposo, que está a su lado y le oye, se goza grandemente de la voz del esposo; así pues, este mi gozo está cumplido. 30 Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe.
Juan el Bautista entendía, si Dios está aquí, el que debe brillar es el. Si Dios está aquí, el que debe verse pequeño soy yo. Si Dios está aquí Dios debe ser enaltecido y yo me debo humillar.
Pero en este pasaje vemos la tensión natural que hay a la hora de adorar: la tensión entre el ego, y la dignidad de Dios. El enemigo utiliza situaciones para poner en conflicto mi ego, contra la dignidad de Dios; tal como llegaron las personas y le dijeron: hey Juan, Jesus está brillando mas que tu. Ya no estás siendo tu el mas importante de esta historia. Ya no se está tratando la cosa de que todos te reconozcan a ti. Y Juan
responde: quien debe ser enaltecido es el. Quien debe crecer es el. Esta no es mi historia, es su historia. Ojalá hubiera respondido así Eva cuando la serpiente le dijo: tu puedes ser como Dios. Ella debió haber dicho: jamás podría igualar a su grandeza. con eso hubiera vencido a la serpiente tal como Juan el Bautista lo hizo.
Si aprendemos siempre a bajarnos a nosotros mismos para que Dios suba; Dios nunca tendrá que derribarnos. Si aprendemos a vivir a sus pies, jamás tendremos que ser humillados.
Jesús dijo:
Lucas 14:11 Porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla, será enaltecido.
Y en proverbios también se afirma:
Proverbios 16:18 18 Antes del quebrantamiento es la soberbia, Y antes de la caída la altivez de espíritu.
La historia de Mical terminó en humillación porque su orgullo no le permitió enaltecer a Dios. escogió enaltecerse a ella misma.
Debemos aprender a enaltecer a Dios menguando nosotros. Debo aprender a poner a Dios por encima y yo colocarme naturalmente por debajo. De esa manera venceré todo orgullo que limita mi expresión de adoración a Dios.
¿Como podemos vencer el límite del orgullo?
Poniendo a Dios en el centro.
Cuando se trata de adorar, al que hay que poner en el centro es a Dios: no a mi, no a los demás, a Dios. Mical estaba poniendo en el centro su ego, la dignidad de la familia real. A ella misma. Mical no quería perder su porte real y por eso no se movió.
Para Mical había solo dos enfoques y ninguno de ellos incluía a Dios; para Mical solo existía ella y las doncellas de los oficiales con quienes quería asegurarse que estuvieran por debajo de ella misma. David por el contrario el tenía un solo enfoque: Dios. David puso a Dios en el centro de su enfoque, de su vida y de ese momento. Y pudo ser increíblemente expresivo al adorar.
2 Samuel 6:21 21 David le respondió: —Lo hice en presencia del Señor,
Como diciendo el centro de todo esto no eres tu, no soy yo, no es la gente que esta observando, el centro de todo esto es el Señor. Esta reunión se trata de poner a Dios en el centro, que todos volteen hacia a el. El es el centro de todo lo que esta ocurriendo el día de hoy.
llamar a los músicos.
En una misma reunión hay quienes adoran y quienes no adoran. a unos los limitan sus conflictos personales, sus problemas con los demás, a otros los limita su propio orgullo, no han aprendido a poner a Dios en primer lugar, en el centro de su vida. NO han aprendido a complacer a Dios. Pero hoy tenemos na oportunidad de adorar a Dios como solo el merece.
Cantar cuan grande es Dios.