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Firmes en el día Malo

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Firmes en el día Malo.

Si han venido los miércoles de este mes, sabrán que estamos en una serie llamada Caminando en Firmeza. Hemos aprendido que La firmeza es una de las metas supremas del cristiano. Hasta hoy hemos aprendido porqué debemos caminar en firmeza y que debemos permanecer firmes en el evangelio. ¿Como lo logramos? Recordando el evangelio con frecuencia y Aferrándonos al evangelio con firmeza. Si no estuviste aquí te recomiendo buscar las charlas grabadas van a alimentar tu espíritu.

Hoy para continuar con nuestra serie, quiero compartirles la tercera parte  que lleva el título Firmes en el día malo.

Cuando Eddie me dio la oportunidad de escoger, sin dudarlo pensé que este sería un tema del que me gustaría hablar porque ya he pasado por ahí varias veces y te puedo decir que no es una situación agradable, nadie quiere que ese día llegue a su vida pero te diré algo; el día malo te va a llegar tarde o temprano, quieras o no quieras, por lo tanto más vale estar preparados.

Creo que todos ya hemos tenido días malos pero hasta en eso hay niveles, existen días malos y existen días muy malos, en ocasiones el día malo no es necesariamente de 24 horas, se prolonga por semanas o meses quizá hasta años, por eso hoy tengo una pregunta muy importante ¿estás preparado para ese momento o quizá la pregunta debería ser; sabes cómo prepararte para ese día? O para esos días porque además no suele ser un episodio aislado en la vida, seguro le verás los ojos varias veces.

Al apóstol Pablo no le eran extraños los días malos, ya saben que Pablo fue apedreado hasta darlo por muerto, recibió azotes, fue encarcelado varias veces injustamente, naufragó en  altamar tres veces donde pasó a la deriva un día y una noche, pasó hambre, sed, calor y frio y por si fuera poco fue mordido por una serpiente venenosa por todo esto les puedo decir que Pablo era un experto en días malos así que tenía la autoridad para decirnos como permanecer firmes, en la carta a los efesios lo dice así:

Efesios 6:13 13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.

Este fragmento de la escritura da por hecho que el día malo va a llegar, no lo pone en duda, estés preparado o no, va a llegar, así que mejor dejémonos ilustrar por este versículo del que al menos podemos aprender tres cosas:

La primera es un consejo: toma toda la armadura de Dios para que puedas resistir, esto quiere decir que si no tienes puesta la armadura no la vas a hacer, no vas a resistir o en palabras de Pablo no te vas a mantener firme. Eso explica por qué muchos cristianos el día malo se ahogan en medio de la tormenta.

Porque me ha tocado conocer personas que el día malo desconocen a Dios y corren a ver a un brujo para que le haga una limpia.

¿Qué poder pueden tener unas yerbas o que te pasen un huevo, que poder puede tener que sacrifiquen una gallina negra o enciendan velas a un ídolo y hagan un ritual extravagante, que poder puede tener ya no digamos un demonio sino el mismísimo satanás comparado con el Dios que te creó? quien busca un brujo el día malo es que de plano no conoce a Cristo y su fe no está en Dios.

Por eso Pablo nos aconseja usar la armadura y la armadura de Dios es su palabra, llena tu mente y tu corazón del evangelio, mantente firme en el evangelio.

La segunda es la buena noticia de la noche, dice habiendo acabado todo, quiere decir que el día malo no es para siempre. No sé si se han fijado pero cuando nos ha tocado vivir tiempos especialmente duros tendemos a darle dimensiones eternas y pensamos que nunca va a terminar, es tan grande y profundo el dolor que solo somos capaces de ver la obscuridad en que estamos inmersos, es como estar sumergidos en la profundidad y sentir que no llegamos a la superficie a tomar una bocanada de aire.

La tercer cosa que nos enseña al final del versículo es que debemos estar firmes. ¿Pero firmes en qué? En la fe por supuesto, en el evangelio, en Dios y confiados en su palabra.

Hace unos años, tuve una experiencia en altamar a bordo de una embarcación muy pequeña.

De súbito se formó una tormenta, el viento empezó  a soplar con fuerza, el mar embraveció las olas eran grandes la panga, subía y bajaba con las olas, el mar comúnmente tranquilo y azul se veía negro, las gotas de lluvia se sentían como alfileres en la cara.

El miedo que sentía al principio dio paso al terror y empecé a orar y recitar todos los rezos que conocía a clamar a Dios con desesperación. Finalmente fuimos rescatados por una embarcación más grande, pero mientras atravesamos la tormenta me fijé que había una boya flotando y me di cuenta que no se hundía, es más ni se movía del sitio donde estaba, se mantenía a pesar del viento y las olas, de vez en cuando la cubrían las olas pero siempre volvía a subir sin daño y en el mismo lugar.

Entonces pensé que la boya se mantenía firme a pesar de todo porque estaba amarrada a un ancla en el fondo del mar, ahí aprendí que así debe estar nuestra fe anclada en Cristo.

Ahora escucha esto que te voy a decir y atesóralo como perla: No existe bendición más grande que la gracia de tener confianza y esperanza en el Señor quien a su debido tiempo va actuar en tu vida y va hacer su obra en ti.

Confía porque el día malo es mucho más que una simple dificultad, mucho más que una tormenta en alta mar.

El día malo viene vestido de muchas formas, y llega sin que lo esperes, te pongo un ejemplo: a la mejor en un momento inesperado te dicen que ya no eres necesario en el trabajo, tu economía se derrumba, tienes hijos que alimentar necesidades básicas que no puedes satisfacer y ya no tienes a quien recurrir, tu vida se vuelve caótica y desesperada, quienes tienen hijos pueden estremecer solo de pensar que no pueden poner alimento en la mesa.

O puedes tener un grave problema de salud, de repente te dan un diagnóstico terrible; vas a enfrentar una enfermedad que puede acabar con tu vida en un corto periodo de tiempo.

O que tal una crisis matrimonial que te lleva al divorcio, estás acostumbrado a ver a tus hijos crecer y recibir un abrazo de ellos al llegar a casa y por alguna razón de un momento a otro te encuentras fuera de casa enfrentando la soledad y extrañando a tus hijos, ¿puedes dimensionarlo?

En esos momentos necesitas conocer a Dios, tu fe debe estar anclada a él, debes conocer su palabra para permanecer firme.

El día malo es como un vendaval que nos azota y nos sacude como si fuéramos varas de trigo.

Estemos alerta porque el día malo también puede venir bien vestido, con cara de día bueno y con sabor a miel la biblia nos narra un momento que parecía una delicia.

2 Samuel 11:2 Nueva Versión Internacional (NVI)

2 Una tarde, al levantarse David de la cama, comenzó a pasearse por la azotea del palacio, y desde allí vio a una mujer que se estaba bañando. La mujer era sumamente hermosa, 3 por lo que David mandó que averiguaran quién era, y le informaron: «Se trata de Betsabé, que es hija de Elián y esposa de Urías el hitita». 4 Entonces David ordenó que la llevaran a su presencia y, cuando Betsabé llegó, él se acostó con ella. Después de eso, ella volvió a su casa. Hacía poco que Betsabé se había purificado de su menstruación,[b] 5 así que quedó embarazada y se lo hizo saber a David.

¿Lo ven? El día malo puede venir disfrazado de bueno, para David fue un día de placer que sin duda debió haber disfrutado, unos días después el profeta Natán le hizo saber que sus actos no eran agradables a Dios y que la consecuencia de aquel día sería la muerte del hijo que habían concebido. Esto causó un gran dolor en David, quien ha perdido un hijo puede imaginarlo.

Por eso el Apóstol Pablo nos reta a resistir en el día malo venga vestido sucio y en harapos o bello como una princesa.

Y yo sé que es más fácil decirlo que vivirlo, pero según Pablo Con la ayuda de Dios se puede estar firmes en el día malo.

Para concluir vamos a recordar cómo podemos estar firmes en el día malo

Leamos de nuevo el versículo central:

Efesios 6:13 13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo,

1.-Tomando toda la armadura de Dios.

El día malo puede ser una poderosa embestida del enemigo, un ataque terrible que hace que tu vida cambie dramáticamente en un  segundo y es que aunque vivimos en un mundo material está sometido por un mundo espiritual donde libramos una guerra día a día.

Tomando el concepto del ejército romano Pablo nos dice que ante esa guerra más vale traer puesta de manera constante la armadura de Dios. La armadura de Dios es espiritual.

2.- Recordando que no durará para siempre.

Los días malos, aunque sean horribles, aunque sientas que no puedes más, aunque ya hayan durado más de lo que podías soportar, esos días pasan. Uno siente que son eternos, pero pasan.

Por eso Pablo nos dice:

Efesios 6:13 “… y habiendo acabado todo, estar firmes.

Con estas palabras Pablo esta asegurando que nuestro día malo sea de la índole que sea, se va a acabar en algún momento.

3.- Orando en todo tiempo. En la carta a los efesios Pablo escribió:

Efesios 6:18 18 Orad en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velad en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos

Atención con lo que dice, orad en todo tiempo, no solo cuando la vida aprieta. Es muy común que busquemos a Dios especialmente en momentos de necesidad, cuando estamos pasando por un momento difícil y cuando al fin pasa la crisis, cuando por fin pasa el día malo y llega la calma volvemos a caer en esa pasividad donde Dios queda cerquita pero a un ladito, donde no estorbe mucho, ya no estamos en constante comunicación con El.

En el día malo, la oración es requisito indispensable y en el día bueno también, si quieres permanecer firme, la constante comunicación con Dios te va a fortalecer te mostrará la luz que te saca de las tinieblas y te dará la fuerza y la fe que te ayuda a resistir.

 

No me puedo imaginar pasando por el día que me dijeron que tenía cáncer, que mis días serían pocos, sin tener a Dios cerca y a muchos hermanos de esta iglesia y a los del grupo de oración en casa que oraron por mí, me ayudaron a fortalecer mi fe y permanecer firme el día malo.

 

EL día malo puedes perder cualquier cosa, pero no pierdas la capacidad de orar.

 

Quizá estás en medio de un día malo. Recuerda que por muy dolorosa o apremiante que sea tu situación, limpias y amuletos son inútiles, únicamente Con la ayuda de Dios, solo con Él te puedes mantener firme en el día malo. No olvides  que esto horrible que estás viviendo, no es  eterno. Y lo más importante, no olvides orar y pedir la ayuda de Dios no dejes de clamar y gritar si es necesario pero siempre con la mirada puesta en Dios. Y si no te has puesto la armadura, póntela ya.

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