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Lo bueno del día malo

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Lo bueno del día malo. Plática 6-7 de octubre 2018

¡Buenas noches, buenos días, buenas tardes! Es un gusto enorme y una bendición para mí adorar al Señor junto a ustedes y también compartir la plática de hoy.
Este mes no tenemos serie, así que voy a compartirles un tema libre, que además de bíblico, me es también muy familiar.

Ante todo quiero agradecerles, amada familia de CFAL, y en especial a nuestro pastor, por el tiempo de descanso que tuve durante el pasado septiembre. Además de necesitarlo con urgencia, fue un tiempo muy bien aprovechado.

Hoy voy a hablar acerca de lo que en la Biblia se conoce como “El día malo”. Y lo primero que quiero decir es que el “día malo” es algo que todos vamos a experimentar. Algunos antes, otros después. Lo segundo, es que a veces el día malo se convierte en semana mala, o en mes malo, en año malo, o hasta en época mala. Y lo último, es que de acuerdo a la palabra de Dios, y a los planes y los propósitos de Dios, el “día malo” siempre va a aportar algo bueno a nuestra vida. Por eso, esta plática lleva el título “Lo bueno del día malo”.

¿Qué eventos podríamos incluir dentro del llamado “día malo”? Pueden ser muy diversos, por ejemplo, conflictos personales, algunas tentaciones, la pérdida de personas amadas, tragedias familiares, ataques directos de Satanás, como en el caso de Job, la pérdida del empleo, menoscabo o pérdida de la salud, incluido un diagnóstico de muerte, el divorcio, o el rompimiento de la unidad familiar, etc.

Ahora bien, la primera pregunta que nos hacemos cuando el día malo se presenta en nuestra vida es ¿Por qué? La segunda es ¿Por qué a mí? Y nos cuestionamos si Dios estará al tanto de lo que nos está sucediendo…y si realmente le importa. Sin embargo, de acuerdo con la palabra de Dios, cualquier evento que alcance la categoría de “día malo” tiene el potencial para ayudar a cumplir los planes eternos de Dios (más allá de nosotros) y también el propósito de Dios en nuestra vida.

Romanos 8:28-29
Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los

que conforme a su propósito son llamados. Todas las cosas. T-O-D-A-S
Ayudan= Sunergéo: colaborar, actuar a favor Llamados= Kletós: invitados

Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo…

Predestinó: Proorizo = Limitar de antemano

Conformes: Summorfós = formado similar

Estas palabras nos enseñan que Dios siempre nos tiene en la mira, que siempre está actuando a nuestro favor y que continuamente nos está preparando para sus propósitos, es decir, para nuestro destino en Dios. Cuando vemos en la Biblia personas que Dios usó para sus propósitos eternos, como Abraham, José y Moisés, por mencionar algunos, indudablemente somos inspirados. Sin embargo, por las razones que sean, difícilmente concebimos la idea de que Dios nos necesite a nosotros también, y mucho menos, que continuamente esté interviniendo en nuestra vida para encaminarnos hacia sus planes y propósitos.

A la mayoría nos gusta mucho conocer y amar a un Dios que es Omnipotente, Omnipresente y Omnisciente. Sí, el Dios de la Biblia es así, pero no es todo lo que él es. Él es muchísimo más. Nuestro Dios también es Soberano, Sabio y Bueno.

Quiero que vayamos juntos a un corto pasaje del profeta Isaías que nos dará luz sobre algunos aspectos del carácter y de la naturaleza de Dios que necesitamos conocer, especialmente cuando nos encontramos en los momentos más oscuros de nuestra vida.

Isaías 45:5-7 5 Yo soy Jehová, y ninguno más hay; no hay Dios fuera de mí. Yo te ceñiré aunque tú no me conociste, 6 para que se sepa desde el nacimiento del sol, y hasta donde se pone, que no hay más que yo, yo Jehová, y ninguno más que yo, 7 que formo la luz y creo las tinieblas, que hago la paz y creo la adversidad. Yo Jehová soy el que hago todo esto.

Yo te ceñiré = Te rodearé, dispondré de ti, de tu atención, de tu tiempo, de tus fuerzas, de tu capacidad, de tus bienes, de tus recursos…

Aunque tú no me conociste = Aunque ni te enteres, ni sospeches que soy yo, ni me reconozcas, ni me distingas, ni me percibas, ni pienses en mí, ni me imagines en tu situación…igual yo estoy cerca, tan cerca que te tengo rodeado, cercado…

Yo formo la luz = Iluminación, en el sentido de felicidad, de un amanecer, de la alegría, del resplandor del sol.

Yo creo las tinieblas = Oscuridad, miseria, destrucción tristeza, sombra, muerte…
Hago la paz = (Shalom) Seguridad, bienestar, felicidad, salud, prosperidad, amistad, paz,

dicha, bondad, salvación, victoria…

Creo la adversidad = (Rah) Aflicción, agravio, calamidad, castigo, desastre, desgracia, dolor, destrucción, dificultad, fealdad, infortunio, injusticia, malestar, quebranto, tristeza, (sarna, terrible), hacer algo bueno para nada, maltratar, quebrantar, entristecer…

Muchos de ustedes saben que el día 07 del pasado mes de abril, mi papá partió a la presencia de Dios. Fue un regalo para mí haber estado con mi papá en sus últimas horas de vida. Su última noche la pasamos tomados de la mano, y yo hablando con él, y cantándole sus canciones favoritas. Mi mamá, mi sobrino David, una amiga muy querida

y yo estuvimos con él cuando exhaló su último suspiro…Su funeral fue muy hermoso…pero lo difícil llegó dos semanas después, cuando mi mamá comenzó a sentirse mal. Desde mediados de abril, sumando todo mayo y junio, y las dos primeras semanas de julio, mi hermano Alberto, mi cuñada Claudia y yo, vivimos un “día malo” que duró casi tres meses, y que terminó con el fallecimiento de mi mamá, sólo tres meses después de la partida de mi papá.

Me es imposible describir en el tiempo que me queda, todo lo que viví es ese “día malo” que duró tres meses. Lo que sí puedo hacer es compartirles los saludables beneficios que se pueden recibir aun cuando la aflicción y el dolor nos rebasan, porque definitivamente, honrando sus palabras y su naturaleza misma, Dios aprovecha todos los eventos de nuestra vida.

Isaías 43: 1-2 No temas, porque yo te redimí, te puse nombre, mío eres tú. Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti. Porque yo Jehová, Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu Salvador…

¿Qué es lo bueno del “día malo”?

1. Nuestras convicciones son probadas

El propósito de Dios al probarnos no es el evento en sí mismo, porque como les dije al principio, los eventos pueden ser muy diferentes. (De hecho me encanta pensar que son diseñados a la medida) El propósito de Dios es el resultado que obtendremos durante el proceso.

Aunque nada en la historia familiar indicaba algún tipo de predisposición genética para desarrollar cáncer, dos semanas después de la muerte de mi papá, mi madre presentó todos los síntomas de leucemia linfocítica crónica; diagnóstico que fue confirmado después de una serie casi interminable de estudios médicos específicos que duraron casi un mes.

Este tipo de leucemia es el resultado de una mutación adquirida (no presente al nacer), en el ADN de una sola célula de la médula ósea. En otras palabras es una transformación maligna, que no necesita predisposición genética para aparecer.

¿Y qué pasa con Dios ante un diagnóstico como este o quizá peor? ¿Dios cambia? ¿Conocemos a Dios realmente? ¿Creemos realmente que él es bueno? ¿Somos capaces de amarle y serle fieles aun cuando él no responda como nosotros queremos que lo haga? ¿Tiene Dios una respuesta para nosotros?

II Corintios 12:9-10

Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad…
Por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.

¿Qué es lo bueno del “día malo”?

2. Una comprensión profunda de los caminos de Dios

Isaías 55:8 Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.

Cuando Dios habla de Sus caminos, se refiere específicamente a su carácter, a sus intenciones, a la forma extraordinariamente sabia y perfecta de actuar y de ser. Se refiere a QUIEN ES ÉL… y siempre podemos aprender algo nuevo acerca de Dios.

Conviene entonces preguntarle a Dios qué desea que aprenda de él durante el tiempo de adversidad, de dolor, de desgracia, de tragedia. (Job llamó a su adversidad “día caliginoso” (nublado tenebroso, denso y oscuro que aparece justo antes de que un huracán toque tierra).

¿Qué cosas acerca de Dios puedo aprender debido a la adversidad que estoy experimentando?

También es muy probable que la adversidad está creando la oportunidad de comprender mejor a las personas que tengo cerca, o me esté abriendo una puerta hacia la armonía familiar, o laboral, o ministerial, o que sencillamente me esté educando respecto a la manera de expresar amor, sea a Dios, o a otras personas.

¿Qué es lo bueno del “día malo”?

3. El crecimiento personal.

Pablo oraba fervientemente para que los cristianos colosenses experimentaran un desarrollo personal a partir y por causa de haber conocido el evangelio.

Colosenses 1:9-10

Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por ustedes, y de pedir que sean llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual, para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios; fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria para toda paciencia y longanimidad.

Ninguna de estas cualidades de carácter nos va a llegar por correo, por whatsapp, por facebook ni por instagram.

Hace unos días vi un interesante y revelador documental del terremoto que ocurrió en la ciudad de México en septiembre de 1985, y algo que llamó poderosamente mi

atención, fueron las palabras de un comunicador que fue rescatado de entre los escombros del edificio donde él trabajaba en el momento del temblor, y que pasó 7 meses postrado en una cama antes de poder retomar su vida. Él dijo que la tragedia del terremoto no fue lo peor que ha vivido, sino que fue lo mejor…y enseguida habló de todo lo que había mejorado su vida a raíz de lo que sufrió hace 30 años.

Después de la horrible tragedia familiar y personal que Job experimentó, él no fue el mismo, fue mejor.

Job 42:2, 5, 10. “Yo conozco que todo lo puedes, y que no hay pensamiento que se esconda de ti… 5 De oídas te había oído, mas ahora mis ojos te ven

¿A ustedes les gustaría que Dios le dé todo lo que les falta? Dios promete suplir todo lo que nos falta, conforme a sus riquezas en gloria, (Filipenses 4:19) para estar firmes, perfectos y completos en todo lo que Dios quiere (Colosenses 4:12)

¿Qué tal andamos en la obediencia al Señor? El libro a los hebreos (5:8) nos enseña que Jesús mismo, por lo que padeció, aprendió obediencia, es decir, aprendió sometimiento y resistencia ante el sufrimiento. El sufrimiento no lo destruyó, lo fortaleció…y fue su Padre quien lo sujetó a padecer, y su Padre es nuestro Padre también.

¿Cómo andamos en el tema del apego hacia Dios? ¿Habrá cosas o personas de las cuales dependo y que han ocupado el lugar de Dios en mi vida? Crecemos en el área del apego hacia Dios cuando se reduce nuestra dependencia de personas, lugares y cosas.

Antes de terminar, quiero hacerles dos preguntas (las mismas que le hizo Job a su esposa cuando ella le ordena maldecir a Dios, y morirse):

Job 2:10: ¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos?

Mi tiempo de descanso fue un tiempo doloroso, pero también fue un tiempo para tomar decisiones definitivas respecto al intenso dolor que llegó a mi vida con la partida de mis padres, sin lugar a dudas, las dos personas con las que tenía los lazos de amor más prolongados, fuertes y profundos, y a las que hace algunos años, intencionalmente decidí que iba a honrar, respetar, amar, cuidar y servir hasta el último momento de sus vidas, y por la gracia de Dios, lo hice.

Ninguna aflicción llega para quedarse, a menos que nosotros elijamos abrazarla para siempre.

Job 42:10 Y quitó Jehová la aflicción de Job…y la mía también!
Por favor, leamos juntos las siguientes palabras del apóstol Pedro: 1 Pedro 5:10

Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayamos padecido un poco de tiempo, él mismo nos perfeccione, afirme, fortalezca y establezca. A él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.

Cantar. Orar y ministrar.

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