Morir es ganancia
Morir es ganancia. Fil. 1:21.
Que Dios les bendiga familia. Como siempre es un honor poder entrar a sus hogares y predicarles la palabra de Dios.
El día de hoy, debido a mi responsabilidad pastoral quiero tocar con ustedes un tema relacionado con la situación de la pandemia global que estamos enfrentando; me refiero a la muerte.
El COVID-19 no solo implica enfermedad, implica muchas otras cosas mas; pero las mas temida de todas es la muerte. Y aunque oramos por sanidad y pedimos a Dios que haga milagros, algunos morirán. Por eso necesitamos tener fundamento en la palabra de Dios para enfrentar esta realidad. Mi mensaje este día se titula, Morir es ganancia.
Cuando por precaución se tuvieron que cerrar escuelas, iglesias y negocios en nuestro entorno; por primera vez sentimos que el COVID ya no era una asunto de China, o de Francia, o de Italia, de España; ahora, estaba un paso mas cerca de nosotros; pero aún muchos vivían el asunto con incredulidad.
Como es nuestra responsabilidad, los pastores empezamos a predicar ánimo, fe y esperanza para enfrentar con entereza este enemigo. Sin embargo, aunque estaba mas cerca que antes; muchos todavía sentíamos al virus fuera de nuestro territorio personal, familiar y ministerial.
El día de hoy, ya todos quizá sabemos de alguien no tan lejano que ha enfermado o muerto. Y algunos, cercanos y amados por nosotros, con todo el dolor y el vacío que implica esta situación, ya se han tenido que despedir de alguien que amaron profundamente.
La muerte es una realidad inalterable. Todos vamos a morir; unos de una forma otros de otra, unos en un tiempo, otros en otro. No podemos alterar la realidad de la muerte, pero si podemos decidir de que manera nos enfrentaremos a ella, ya sea cuando alguien que amamos parta, o cuando lleguemos al momento de nuestra propia muerte. ¿Llegaremos con fe, o sin ella? ¿Llegaremos en paz, o intranquilos? ¿Llegaremos con gozo, o con culpa? ¿Llegaremos con la sensación de haber cumplido nuestra misión en la tierra, o llegaremos con la sensación de haber
perdido nuestro tiempo aquí? Sobre esto sí tenemos la capacidad de decidir.
Al revisar la palabra de Dios encontramos que los creyentes bien fundamentados en la fe, enfrentaban la muerte con paz. Por ejemplo, el Apóstol Pablo, desde una prisión y esperando su posible sentencia de muerte escribía:
Filipenses 1: 20-21 20“… y como siempre, también ahora Cristo será magnificado en mi cuerpo, ya sea por vida o por muerte. 21 Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.
El Apóstol Pablo, por estar bien fundamentado en su fe, no enfrentaba la muerte con incertidumbre, si no con seguridad. Porque como el mismo decía:
Romanos 14:8 8 pues si vivimos, para el Señor vivimos, y si morimos, para el Señor morimos. Así que, ya sea que vivamos, o que muramos, somos del Señor.
Y cuando ya era un anciano y su sentencia de muerte estaba dictada. El escribió:
2 Timoteo 4:6-7 6 Yo estoy ya a punto de ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. 7 He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.
Este fragmento me deja ver que El Apóstol Pablo tiene paz ante la realidad de la muerte.
Pero al parecer muchos creyentes de las iglesias de aquel tiempo si tenía dudas al respecto, y tristeza sobre sus familiares y amigos ya muertos. A ellos el Apóstol les escribió:
1 Tesalonicenses 4:14;16-17 14 ¿Acaso no creemos que Jesús murió y resucitó? Así también Dios resucitará con Jesús a los que han muerto en unión con él… 16 El Señor mismo descenderá del cielo con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, y los muertos en Cristo resucitarán primero.17 Luego los que estemos vivos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados junto con ellos en las nubes para encontrarnos con el Señor en el aire. Y así estaremos con el Señor para siempre.
Pablo quería que los creyentes tuvieran esperanza ante la muerte; porque es natural el dolor de despedir a alguien que amamos, no lo podemos evitar, ni deberíamos intentarlo. Pero si podemos enfrentar ese dolor con esperanza sabiendo que para nosotros la muerte aunque es una despedida dolorosa, para Dios es una bienvenida gloriosa. Por eso dice la Biblia que
Salmo 116:15 15 Mucho valor tiene a los ojos del Señor la muerte de sus fieles.
¿Porque tiene la muerte de sus fieles mucho valor para Dios? Porque Él los recibe cuando mueren.
Cuando un creyente esta bien fundamentado en su fe sabe que al morir será recibido en gloria no por San Pedro, sino por Dios mismo. Como escribió el Salmista:
Salmo 73:24 24 me has guiado para seguir tu consejo, y al final me recibirás en gloria.
Este fragmento del antiguo testamento es el equivalente de: “para mi el vivir es Cristo y el morir es ganancia” del nuevo testamento.
Por otro lado, cuando revisamos la historia del mundo, descubrimos, que en otros tiempos de pandemia, cuando las personas abandonaban a los enfermos terminales a su suerte, los cristianos en un acto de amor, y servicio los recibían atendía y cuidaban arriesgando su propia vida; y muchos creyentes murieron por hacerlo. ¿Porque lo hacían? Porque no le temían a la muerte. De todo esto aprendemos la siguiente verdad:
El Creyente bien fundamentado en su fe, no le teme a la muerte.
Tampoco la anda buscando con imprudencia. Ni tampoco se alegra cuando sabe que va a morir, pero no le teme. El creyente bien fundamentado en su fe sabe que la muerte para nosotros, aunque es una despedida dolorosa, para Dios es una bienvenida gloriosa.
¿Porque el creyente bien fundamentado en su fe, no le teme a la muerte?
Sabe que morir es llegar a casa.
Billy Graham, el gran evangelista estadounidense del siglo pasado escribió:
“Cuando leas o escuches que Billy Graham ha muerto, no creas ni una palabra. Yo estaré mas vivo que ahora, Yo solo habré cambiado mi domicilio; me habré ido la presencia de Dios.” Billy Graham
Billy Graham sabía que iba a morir como todos moriremos pero el sabía que la muerte es llegar a casa. Eso le daba paz.
Jesús dijo:
Juan 14:2 2 En la casa de mi Padre hay muchos aposentos. Si así no fuera, ya les hubiera dicho. Así que voy a preparar lugar para ustedes.
Estas palabras han sido la base de esperanza de millones de creyentes a lo largo de la historia; y lo deben seguir siendo para nosotros en este tiempo en el que parece que la muerte se mudo a vivir en el vecindario.
Cuando el ladrón crucificado al lado de Jesús le dijo: Acuérdate de mi cuando vengas en tu reino…:
Lucas 23:43 43 Jesús le dijo: «De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.»
Como diciendo, hoy llegarás a casa. Tu sufrimiento terminará hoy y estaremos juntos en casa. No tendrás que andar recorriendo callejones obscuros en ciudades antiguas asustando gente, no tendrás que ir a una casa vieja y sola hasta que cumplas tu tiempo; hoy llegarás a casa.
Cuando un creyente muere en el Señor, tu y yo debemos recordar que ha llegado a casa. Y que cuando Cristo venga, nos encontraremos nuevamente.
¿Porque el Creyente bien fundamentado en su fe, no le teme a la muerte?
Ve la muerte desde el propósito de Dios. Considere conmigo estas palabras de Jesús:
Juan 17:1-5 1 Jesús habló de estas cosas, y levantando los ojos al cielo, dijo: «Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti; 2 como le has dado potestad sobre toda la humanidad, para que dé vida eterna a todos los que le diste. 3 Y ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado. 4 Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciera. 5 Ahora pues, Padre,
glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes de que el mundo existiera.
En esta oración, Jesus está hablando de su muerte como el fin de su obra, habiendo pasado por esta tierra. El dijo: he acabado la obra que me diste que hiciera; ahora, glorifícame al lado tuyo.
Como diciendo mi tiempo aquí terminó, regreso a casa. Mi propósito en la tierra terminó, regreso a casa. Jesús estaba viendo su muerte a través de los lentes del propósito de Dios.
Algo similar escribió el Apóstol Pablo antes de su muerte:
2 Timoteo 4:6-8 6 Yo estoy ya a punto de ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. 7 He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. 8 Por lo demás, me está reservada la corona de justicia, que en aquel día me dará el Señor, el juez justo; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.
Una vez mas, la muerte se ve como el fin de un propósito aquí en la tierra. Pablo dice: acabé la carrera, He peleado la batalla, he guardado la fe.
El cristiano bien fundamentado en su fe, sabe que va a morir cuando termine su propósito aquí en la tierra; y también sabe que si su propósito aquí en la tierra no ha terminado, todavía no morirá. Por ejemplo; revisemos estas palabras del Apóstol Pablo durante un naufragio en el que la vida de todos corría peligro:
Hechos 27:22-25 22 Pero yo les pido que no pierdan el ánimo, pues ninguno de ustedes perderá la vida. Solamente se perderá la nave. 23 Lo sé porque esta noche ha estado conmigo el ángel del Dios, a quien sirvo y pertenezco, 24 y me ha dicho: “Pablo, no tengas miedo. Es necesario que comparezcas ante el emperador. Dios te ha concedido que todos los que navegan contigo salgan ilesos.” 25 Así que, ¡anímense, amigos míos!, que Dios hará todo tal y como me lo ha dicho.
Mientras la misión esta vigente, el soldado seguirá en el campo de batalla, pero cuando la misión termina, el soldado vuelve a casa. ¿Que sentido tiene que el soldado siga en el campo de batalla cuando la misión ha terminado? ¿Que sentido tiene que el corredor siga en la pista cuando
ha terminado la carrera? ¿que sentido tiene que el peleador siga en la arena cuando ha terminado la pelea?
Esta puede ser una explicación del porque Dios salva a unos, y permite que otros mueran. ¿A que se debe? Puede ser que se deba al propósito que Dios tiene para cada uno en esta tierra. Como cuando en Hechos 12, el rey Herodes mando matar a algunos cristianos entre ellos a Jacobo hermano de Juan; y al pueblo le agradó. Luego, para seguirlos teniendo contentos manda encarcelar a Pedro para matarlo también. Pero Dios lo libró de la cárcel mediante ángeles. ¿Porqué libró a Pedro de la muerte, y a Jacobo no? ¿Amaba a caso Dios mas a uno que a otro? ¿Sería a caso uno, mas santo que el otro? ¡No! Pedro aún tenía que llevar a el evangelio a los gentiles en casa de Cornelio. Tenía que escribir las epístolas, tenía que participar en el concilio de Jerusalén etc. Dicho de otra manera, su propósito en esta tierra aún no terminaba. Quizá Jacobo ya había terminado su carrera.
Tu y yo debemos ver la muerte como la culminación de un propósito aquí en la tierra; si murió, cumplió su misión y ha vuelto a casa. Si sobre vivió, seguramente hay algo mas que tiene por hacer.
Si tu sobre viviste, seguramente hay algo mas que tienes que hacer. NO te dejó Dios aquí para nada; te dejó por un propósito.
¿Porque el Creyente bien fundamentado en su fe, no le teme a la muerte?
Sabe que la muerte a veces, es un acto de bondad.
Es muy difícil para los seres humanos ver la muerte como un acto de la bondad de Dios pero lo es. A veces Dios decide tomar a alguien con él para evitar situaciones trágicas para el mismo y para otros.
El caso del rey Ezequías es un ejemplo muy claro de esto: Dios había decido llevarlo a casa; pero el rey Ezequías se rehusó, y clamo por mas tiempo de vida. Y Dios se lo concedió. Y los últimos quince años de su vida fueron los peores, y a la vez en esos años, abrió la puerta para muchas cosas malas en su pueblo.
Dios quería retirarlo invicto; Dios quería llevárselo antes de cometer actos que significaron el fracaso para su pueblo; pero el se aferró a vivir, y en el vivir mas, abrió la puerta a la desgracia. Esta es una gran lección para nosotros.
Otro caso es el del rey Josías, quien fue rey de Judá y brilló con una luz de santidad después de muchos años y generaciones de pecado y desobediencia.
En una oración al leer la palabra de Dios descubrió que a causa del pecado de su pueblo por generaciones, Dios traería destrucción a la nación. El al escuchar toda la desgracia que se venía consultó a Dios y lo buscó con arrepentimiento y pidiendo perdón. Dios en su amor le respondió a través de una profetiza lo siguiente:
2 Reyes 22:15-20 15 “…«Así ha dicho el Señor, el Dios de Israel: “Digan al varón que los envió a consultarme, 16 que yo, el Señor, voy a traer sobre este lugar, y sobre sus habitantes, todo el mal de que habla este libro que ha leído el rey de Judá. 17 Lo haré porque me abandonaron, quemaron incienso a dioses extraños, y provocaron mi enojo con todo lo que han hecho. Mi ira se ha encendido contra este lugar, y no se apagará. 18 Pero al rey de Judá que los ha enviado a consultarme le dirán que yo, el Señor y Dios de Israel, he dicho: Puesto que tú has prestado atención a las palabras del libro, 19 y tu corazón se enterneció, y te humillaste delante de mí cuando oíste mi sentencia contra este lugar y contra sus habitantes, los cuales van a ser asolados y malditos, y puesto que te rasgaste las vestiduras y lloraste en mi presencia, también yo te he prestado atención.
—Palabra del Señor.
20 ”Por lo tanto, yo te reuniré con tus antepasados, y serás llevado a tu sepulcro en paz, y ya no verás todo el mal que voy a traer sobre este lugar.”»
Dios en un acto de amor y misericordia, recogería a Josías para que no estuviera presente cuando viniera toda la destrucción.
¿Que dolor en el futuro querría evitarle Dios a ese ser querido tuyo que partió con el?
Es posible que la muerte de algunas personas que amamos sea un acto de amor y bondad de parte de Dios, pero a nosotros nos cuenta trabajo entenderlo.
¿Como podemos nosotros administrar nuestras emociones frente a la despedida de personas que amamos? La respuesta es confiando en Dios. Dejando en sus manos nuestro destino y el de las personas que amamos. Confiando que el sabe cuando es el momento para que sus hijos vuelvan a casa, confiando que el sabe cuando es el momento en que sus hijos terminan su misión en esta tierra, y confiando que el sabe cuando Dios en su amor decide llevar se a sus hijos para evitarles dolores mayores en esta tierra.
Familia, no siempre sabremos los porqués de la vida. No siempre entenderemos porque algunos se van y otros se quedan. No siempre entenderemos porque los buenos se van. Por eso, lo mejor que podemos hacer es confiar en el Señor. en su sabiduría, en su amor y bondad. El está obrando su perfecta voluntad en nosotros, en los demás y e el mundo.