Paternidad en momentos cruciales
Introducción: ¡Hola, buenas noches, Buenos días, Buenas tardes! ¿Cómo están? ¿Listos para aprender?
Estamos en nuestra interesante y desafiante serie del mes de agosto: Las tensiones de la paternidad.
La primera plática que nos fue compartida por Eliezer Silva, se llamó “Fe para ser padres”. La segunda, la recibimos de Jorge Mario González la semana pasada, y se llamó “Paternidad en circunstancias especiales” Y hoy, agradezco muchísimo el privilegio y la alegría de compartir con ustedes la tercera plática, que se llama: “Paternidad en momentos cruciales” (momentos críticos, decisivos, clave)
¿Me acompañan a orar, por favor?
La paternidad es una de las actividades más difíciles del ser humano. Para bastantes hombres es mucho más fácil ser médicos, profesores, policías, bomberos y hasta astronautas, que ser papás. Y estoy segura de que ahora para muchas de ustedes, madres, es igual. Es más fácil sacar adelante su trabajo que lidiar con las situaciones difíciles de tus hijos.
Una de las cosas que lo vuelve más difícil es que va a pasar mucho tiempo para saber si hicimos las cosas bien como padres. Van a pasar años, para que nuestros hijos nos den las satisfacciones más grandes, si nos las dan. A diferencia del trabajo que, cada día, o cada semana, o cada quincena recibimos una gratificación por nuestro esfuerzo. En lo laboral hay una retribución casi inmediata por todas las horas invertidas, pero la paternidad es un asunto a largo plazo. Quizá por eso muchos padres se enfocan más en lo laboral y descuidan ejercer su paternidad con responsabilidad.
El asunto es que cuando pasen los años, lo que vas a encontrar en tus hijos será la cosecha de lo que sembraste a lo largo de los años de crianza: serán satisfacciones, o desilusiones. Por eso digo que la paternidad es una de las actividades más difíciles del ser humano. Y ¿saben?, sin Dios, es todavía más difícil.
Muchas veces Dios usa un problema con un hijo para hacer cambiar de rumbo o modificar la manera de vivir de los padres. No hay nada que quebrante más el corazón de un padre o una madre que ver a su hijo en sufrimiento. Los problemas de los hijos son señales de alerta que Dios usa para llamar la atención, para que los padres recuperen el enfoque. A veces son problemas físicos, a veces son académicos y a veces son de comportamiento, a veces son malas amistades… y a veces, pésimas decisiones. Y Dios usa todo eso para llamar nuestra atención. Pero hay momentos cuando los hijos pasan por momentos cruciales, situaciones definitivas en su formación como seres humanos, en los que, si no ponemos la debida atención los podemos perder para siempre. Se pueden desviar para no recuperar el rumbo. Por eso el tema que les comparto hoy es: Paternidad en momentos cruciales.
Hay una historia en la Biblia que nos va servir para abordar este tema.
Lucas 9:37-43 Al día siguiente, cuando descendieron del monte, una gran multitud les salió al encuentro. 38 Y un hombre de la multitud clamó diciendo:
—Maestro, te ruego que veas a mi hijo, pues es el único que tengo; 39 y sucede que un espíritu lo toma y, de repente, lo hace gritar, lo sacude con violencia, lo hace echar espuma y, estropeándolo, a duras penas se aparta de él. 40 Rogué a tus discípulos que lo echaran fuera, pero no pudieron. 41 Respondiendo Jesús, dijo: —¡Generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros y os he de soportar? Trae acá a tu hijo. 42 Mientras se acercaba el muchacho, el demonio lo derribó y lo sacudió con violencia; pero Jesús reprendió al espíritu impuro, sanó al muchacho y se lo devolvió a su padre. 43 Y todos se admiraban de la grandeza de Dios.
Esta es la historia de un padre que tenía un hijo en una situación crucial. La historia se narra en tres evangelios: Mateo, Marcos y Lucas. Si la revisamos en los tres, podremos descubrir detalles distintos que nos pueden dar luz sobre lo que estaba sucediendo.
El chico desde pequeño tuvo problemas. Marcos nos cuenta que Jesús preguntó al padre: —¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto? Y el padre le contestó: —Desde niño. Este padre hacía mucho tiempo que batallaba con ese niño.
Qué importante es que pongamos atención al comportamiento de nuestros hijos para que desde pequeños podamos detectar algunas situaciones que podrían ser problemáticas después. El chico tenía serios problemas de comportamiento: de repente gritaba, se convulsionaba, echaba espuma por la boca, era como si tuviera epilepsia. El padre atribuía todo esto a un asunto espiritual. Él decía: —Un espíritu lo toma de repente. El chico siempre tuvo problemas, pero en este momento la situación se volvió más grave, era un momento crucial y el padre tuvo que buscar la ayuda de Dios.
Este niño era hijo único, lo cual volvía la situación aún más desesperante.
Este hombre había lidiado con el problema de su hijo a como él podía, sin buscar ayuda por fuera. Hasta que un día llegó un momento crucial, fue algo más severo que las ocasiones anteriores, el padre debía tomar acciones definitivas o lo perdería para siempre. Él concluyó: “Esto es algo que yo ya no puedo manejar solo”, y decidió buscar ayuda. Con los primeros que fue, no pudieron ayudarlo, y luego buscó al que todo lo puede: A Jesús. Si tienes un hijo en problemas que te rebasan, no esperes a que la situación se vuelva crucial para tomar medidas. Actúa ya, actúa hoy.
Esta historia también nos deja ver que un problema genera otros problemas más graves; o que los problemas siempre están relacionados con otros problemas.
Por ejemplo: el chico tenía problemas espirituales, que ya estaban afectando su integridad física, Marcos, nos cuenta que según el padre, el chico se estaba secando. Y que desde niño el espíritu malo lo echaba en el fuego o en el agua para matarlo. ¿Te imaginas las cicatrices y las marcas en su cuerpo? Su problema espiritual se estaba manifestando en su cuerpo físico. Y también lo estaba alejando de su padre. Cuando uno estudia a detalle la historia uno puede percibir los tres niveles del problema.
La historia cuenta que Jesús reprendió al espíritu impuro, que generaba toda la situación, sanó al muchacho de los problemas físicos y emocionales consecuentes del estado del chico; y se lo devolvió a su padre. Es decir la relación padre e hijo ya estaba estropeada. Quizá allí inició todo.
Esta historia nos deja una verdad muy importante: En los momentos cruciales se requiere tomar acciones cruciales.
¿Qué acciones cruciales se tomaron en esta historia?
- Se buscó ayuda.
Hay momentos donde uno siente que puede solo, pero igual trata de manejar todo por sí mismo. Como este hombre, que cuando su hijo entraba en crisis lo único que hizo durante mucho tiempo fue presenciar las crisis de su hijo, pero sin pedir ayuda.
Cuando sientes que puedes solo, hasta tratas de mantenerlo en secreto, si los demás no se enteran, mejor. Pero cuando se llega a un punto crucial, sabes perfectamente que aquello es más fuerte que tú. Sabes que aquello va más allá de tus habilidades, que se sale de tu capacidad de maniobra. Y que si la situación no se arregla, podrías perder a tu hijo para siempre. Fue así como le pasó a este hombre, y por eso decidió salir de las sombras y buscar ayuda: Fue a ver a los discípulos de Jesús. Los cuales no pudieron ayudarle. Así lo cuenta la historia:
Lucas 9:40 Rogué a tus discípulos que lo echaran fuera, pero no pudieron.
Lo que este hombre hizo nos enseña algo importante: Si tú ya no puedes manejar la situación no te quedes allí, busca ayuda. Esa búsqueda por ayuda te puede conducir a la solución definitiva. En este caso, este hombre al buscar ayuda, encontró a Jesús y su situación cambió para siempre.
Tú y yo también debemos buscar ayuda. Si el problema es académico, busca ayuda académica, no puedes dejar a tu hijo reprobar. Si el problema es de autoestima, o de comportamiento, o de adicciones, o de la índole que sea y tú no puedes lidiar con eso, porque no sabes cómo hacerlo, busca ayuda, porque el problema podría empeorar y perderías la oportunidad de salvar la situación.
Y dicho sea de paso, Jesús tiene la ayuda definitiva para ti, para tus hijos, para tu matrimonio y para cualquiera problema que estés enfrentando. No te guardes por más tiempo lo que estás viviendo, busca ayuda. Pide oración con algún maestro de un grupo en casa, o con algún maestro en un curso de la iglesia, o con algún amigo creyente que pueda orar por ti. Y si necesitas ayuda profesional búscala también, es importante. No lo dejes para después.
¿Qué acciones cruciales se tomaron en esta historia?
- Se atacó la raíz del problema.
A veces cuando estamos en problemas, atacamos los síntomas pero no la raíz del problema. Es como cuando tomas medicina para el dolor pero no tratas la causa que genera el dolor.
Por un tiempo el padre hizo eso, atacó los síntomas, pero el problema seguía allí. Así lo cuenta la Biblia:
Lucas 9:39 y sucede que un espíritu lo toma y, de repente, lo hace gritar, lo sacude con violencia, lo hace echar espuma y, estropeándolo, a duras penas se aparta de él.
De acuerdo con el relato, el chico entraba en crisis, todo lo que el padre hacía era ver cómo su hijo era maltratado físicamente por un demonio entraba inesperadamente en él, y el chico gritaba como animal, se retorcía violentamente, crujía los dientes, echaba espuma por la boca, y en ese estado alterado en ocasiones caía en el fuego y otras en el agua, y luego venía un periodo de calma. Pero el problema seguía allí. El espíritu atormentaba al chico a tal grado que se estaba secando. Imagino lo que sentiría ese padre ante la condición de su único hijo. Hacía falta algo poderoso y definitivo para sanar a su hijo. Cuando finalmente lo trajo a Jesús, el problema se manifestó allí frente a él. ¿Qué hizo Jesús? No golpeó al muchacho, no le empezó a gritar, Jesús fue a la raíz del problema. Jesús se dirigió al espíritu inmundo que estaba generando todo eso. Así lo narra la Biblia:
Lucas 9:42 Mientras se acercaba el muchacho, el demonio lo derribó y lo sacudió con violencia; pero Jesús reprendió al espíritu impuro, sanó al muchacho y se lo devolvió a su padre.
Estos versículos nos dejan ver que el chico no tenía un problema, tenía tres. Porque como dijimos al principio, un problema te lleva a otros y siempre un problema está relacionado con otros. Jesús trató con los tres problemas del chico. Lucas dice que Jesús: reprendió al espíritu impuro, sanó al muchacho y se lo devolvió a su padre.
Un problema siempre genera otro, o está relacionado con otro. Quizá el espíritu impuro en la vida de este chico llegó a él por los problemas de impureza de su padre. Porque nuestros pecados, se vuelven cadenas generacionales que atrapan a nuestros hijos y muchas veces con ellos toman dimensiones más graves. Por eso los padres debemos tener mucho cuidado de las puertas que abrimos, porque quizá cuando nuestros hijos enfrenten esos pecados quizá ellos no puedan manejarlos.
A lo mejor la falta de relación con su padre hizo que este chico se refugiara en alguna situación que lo arrastró a la impureza que posterior mente se volvió un problema espiritual. No lo sabemos. Los que sí sabemos es que este joven tenía un problema espiritual que ya le estaba trayendo problemas físicos, y que estaba generando una ruptura en su relación con su padre. Jesús fue a la raíz espiritual del problema, y lo sanó en las tres dimensiones, su vida espiritual, su integridad personal y su relación con su padre.
¿Qué acciones cruciales se tomaron en esta historia?
- Se trató con la espiritualidad del padre.
La mayoría de los problemas de los hijos, son un reflejo de la vida espiritual de sus padres. Muchos chicos deben sus problemas de autoestima, o miedos, o su mal comportamiento a los problemas matrimoniales de sus padres, o a la infidelidad de sus padres, o a la separación de sus padres, o a los problemas de alcoholismo de sus padres, o a las drogas de sus padres etc. Es decir, si tu hijo tiene problemas, quizá debas voltear a ver primero a ver si eres tú la causa del problema.
Tal vez lo que tu hijo está viviendo es tan sólo un reflejo de algo que tiene que ver contigo como padre: quizá tu ausencia, quizá es tu trato, o tu indiferencia, quizá son los problemas que tienes con tu cónyuge, etc. De hecho, Marcos nos deja ver que antes de que Jesús tratara con el hijo, primero trató con el padre.
Cuando Jesús habló con este hombre, no le preguntó por su profesión, o por sus ingresos, o por su nivel de estudios. Jesús se interesó por su espiritualidad. Se interesó por su nivel de fe, por su capacidad de creer. Así lo cuenta Marcos:
Marcos 9:23-24 Jesús le dijo: —Si puedes creer, al que cree todo le es posible 24 Inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo:
—Creo; ayuda mi incredulidad.
Jesús le estaba diciendo a este hombre que la sanidad de su hijo estaba directamente relacionada a su espiritualidad como padre. Esto me enseña que los problemas que presentan nuestros hijos podrían ser un reflejo de la falta de vida espiritual de nosotros como padres, lo cual genera otra clase de desórdenes en nuestra vida. Y que si queremos solucionar los problemas de nuestros hijos, tendremos que empezar por solucionar primero los nuestros.
Llamar a los músicos.
Quizá la lección más grande que podemos aprender de esta historia es que en los momentos cruciales de nuestra vida, y de la vida de nuestros hijos, podemos encontrar esperanza en Jesús.
Quizá igual que el hombre de nuestra historia, ya trataste de resolver la situación tú solo, o tú sola, y no pudiste, ya buscaste ayuda de profesionales y no pudieron, lo que te falta es acercarte a Jesús. Porque Dios usa los problemas de nuestros hijos para llamar nuestra atención y hacernos buscarle a él.
¿Qué acciones debemos tomar como padres en momentos cruciales?
- Buscar ayuda…poderosa y definitiva
- Atacar la raíz del problema
- Tratar con nuestra espiritualidad
Cantar…
Oraciones finales…