Rompiendo la cadena
Rompiendo la cadena.
Hoy estamos iniciando una nueva serie cuyo título es “Rompiendo la cadena.”
La serie pasada enseñamos que uno de los efectos del pecado en la vida del ser humano es la cadena generacional. Les recomiendo buscar la charla los efectos del pecado.
La palabra de Dios dice:
Exodo 20:5 RV95 5 “… yo soy Jehová, tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen,
Este fragmento de la escritura nos enseña que la maldad de los padres, se transmite a los hijos. Y nos deja ver también que esa maldad trasciende hasta la tercera y cuarta generación.
Cuatro mil años antes de que Gregor Johan Mendel en 1866 enseñara sobre las leyes de la herencia genética, la Biblia nos decía que entre los padres y los hijos existe una transmisión genética con información no solo fisiológica, morfológica o bioquímica, también espiritual. La ciencia le llama a esto: herencia genética, nosotros le llamamos herencia espiritual o cadena generacional. En la cual, podemos descubrir que los hijos reproducen patrones de conducta, actitudes, y hasta adicciones que estuvieron presentes en sus padres y abuelos.
Los padres no solo le transmiten enfermedades a sus hijos. También les transmiten temperamento, carácter y pecados. Es por eso que el patrón de ira, de maldad, de testarudez, de rencor, de pobreza, de pereza, de alcoholismo etc. Se reproduce en la siguiente generación.
El objetivo de esta serie es desafiarnos a romper con esas cadenas que venimos arrastrando de generaciones atrás de nosotros, las cuales nos esclavizan a seguir viviendo de la misma forma en que vivieron nuestros padres y abuelos. Durante esta serie identificaremos algunas de esas cadenas y con la ayuda de Dios y de su palabra romperemos esas cadenas. La palabra de Dios dice:
Deuteronomio 30:1-10 1»Sucederá que cuando hayan venido sobre ti todas estas cosas, la bendición y la maldición que he puesto delante de ti, te arrepientas en medio de todas las naciones adonde te haya arrojado Jehová, tu Dios, 2 te conviertas a Jehová, tu Dios, y obedezcas a su voz conforme a todo lo que yo te mando hoy, tú y tus hijos, con todo tu corazón y con toda tu alma, 3 entonces Jehová hará volver a tus cautivos, tendrá misericordia de ti y volverá a recogerte de entre todos los pueblos adonde te haya esparcido Jehová, tu Dios. 4 Aunque tus desterrados estén en las partes más lejanas que hay debajo del cielo, de allí te recogerá Jehová, tu Dios, y de allá te tomará. 5 Jehová, tu Dios, te hará volver a la tierra que heredaron tus padres, y será tuya; te hará bien y te multiplicará más que a tus padres. 6 Y circuncidará Jehová, tu Dios, tu corazón, y el corazón de tu descendencia, para que ames a Jehová, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas. 7 Pondrá Jehová, tu Dios, todas estas maldiciones sobre tus enemigos y sobre los que te persiguieron con odio. 8 Tú te convertirás, escucharás la voz de Jehová y pondrás por obra todos sus mandamientos que yo te ordeno hoy. 9 Entonces Jehová, tu Dios, te hará prosperar en toda la obra de tus manos, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia y en el fruto de tu tierra, para bien; porque Jehová volverá a gozarse sobre ti para bien, de la manera que se gozó sobre tus padres, 10 cuando obedezcas a la voz de Jehová, tu Dios, y guardes sus mandamientos y sus estatutos escritos en este libro de la Ley; cuando te conviertas a Jehová, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma.
Dios le dio estas palabras a Israel antes de entrar a la tierra prometida. Era un pacto por escrito entre Dios y su pueblo Israel. Israel debería comprometerse en cumplir todas sus cláusulas del pacto, y Dios de la misma forma. A grandes rasgos, Dios se comprometía a bendecir y prosperar a Israel, si Israel se comprometía a serle fiel a Dios.
Pero en las cláusulas del pacto también decía que si Israel incumplía su parte del pacto, vendrían maldiciones sobre él, sobre sus hijos y nietos por generaciones. Y así sucedió: Israel desobedeció a Dios, se obstinó en pecar y le sobrevino calamidad y destrucción.
De todo esto aprendemos que El origen de todas las calamidades sociales es el pecado. Nuestros pecados desatan caos social.
En el libro de Deuteronomio a partir del capítulo 28 se mencionan una serie de problemas sociales profundos como por ejemplo: la pobreza, la escasez, la enfermedad, la migración por razones críticas, la violencia, enfermedades mentales, ansiedad, etc. Todo esto causado por la desobediencia a las leyes de Dios.
Dios decía: si me obedeces serás bendecido, pero si me desobedeces, te alcanzaran todas estas maldiciones. Y el pueblo de Israel escogió lo segundo.
Pero Dios, conociendo el futuro y sabiendo que Israel no cumpliría su parte del pacto, le dio una manera de revertir los efectos de las maldiciones y cadenas generacionales desatadas por los pecados de sus padres y abuelos. ¿Cual era esa forma de revertirlas? La espiritual. Como el pecado es un asunto espiritual, la cura contra el pecado también lo es: el arrepentimiento. Volverse a Dios de todo corazón revertiría los efectos espirituales del pecado y les traería de vuelta a la sanidad, la prosperidad, y la paz. Obvio, seria un proceso de restauración así como todo se dio en un proceso de degradación.
Lo mas importante que nos enseña este fragmento de la escritura, es esto: las cadenas generacionales se pueden romper con la ayuda de Dios y de su palabra.
Porque aquí dice:
Deuteronomio 30:8-10 8 Tú te convertirás, escucharás la voz de Jehová y pondrás por obra todos sus mandamientos que yo te ordeno hoy. 9 Entonces Jehová, tu Dios, te hará prosperar en toda la obra de tus manos, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia y en el fruto de tu tierra, para bien; porque Jehová volverá a gozarse sobre ti para bien, de la manera que se gozó sobre tus padres, 10 cuando obedezcas a la voz de Jehová, tu Dios, y guardes sus mandamientos y sus estatutos escritos en este libro de la Ley; cuando te conviertas a Jehová, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma.
Israel no estaba condenado a vivir lamentándose por sus pecados y cadenas generacionales cargando la paga del pecado de sus padres, abuelos y bisabuelos. Israel podría volver a su tierra y recuperar su posición delante de Dios y su prosperidad al convertirse a Dios, al escuchar su voz nuevamente y al obedecer de nuevo su palabra. Por eso dijimos: las cadenas generacionales se pueden romper con la ayuda de Dios y de su palabra.
Esto significa que tu y yo nos estamos condenados a vivir en esclavitud; podemos ser libres. No estamos condenados a repetir la historia de nuestros padres; podemos escribir una historia propia inspirada en los sueños de Dios para nosotros. No estamos condenados a continuar la cadena generacional; podemos librar a nuestras generaciones despee de nosotros. Nuestra vida, con la ayuda de Dios puede ser distinta a la de nuestros padres y abuelos si de todo corazón nos volvemos a Dios y a su palabra.
¿como podemos romper las cadenas generacionales?
Identifícalas.
Si al observar tu forma de vivir y tu desempeño a lo largo de los años observas un patrón de actitud, de mentalidad, de proceder similar al de tus padres, si hay algo que se repite en tu familia, eso es parte de tu herencia espiritual. Si quieres romperlas primero debes identificarlas.
Por ejemplo hay personas que son inconstantes; no logran concretar un sueño o un proyecto. No terminan lo que empiezan. Abandonan los proyectos, se aburren, cambian de giro comercial con frecuencia etc. Eso trae como consecuencia inestabilidad, pobreza, escasez, desequilibrio familiar etc. Si tu eres así, y al pensar en la vida de tus padres te das cuenta que ellos fueron así. Esa es una cadena generacional que debes romper, porque el resultado final no es favorable.
Otro ejemplo para los hombres: si tu vez que las mujeres, te siguen la onda, te tiran con todo, es fácil para ti conseguirte una chica. Llevas varias mujeres en tu historial. Y a tu papá le pasaba igual. O ni siquiera conociste a tu papa porque de seguro tu mamá fue una de tantas mujeres que tu papa tuvo. Entiéndelo, no es que tengas suerte con las mujeres, es una maldición generacional. No se te va a quitar cuando te cases. Es una cadena espiritual que traerá desajuste a tu matrimonio si lo tienes, o cuando lo tengas. Es una cadena generacional que debes romper porque el resultado final no es favorable, es desastroso.
Otro ejemplo: si en tu hogar vives en un ambiente desordenado, o sucio. Si en tu hogar es normal ver cosas remedadas, porque hay una especia de apego a conservar cosas que ya no sirven, pero no te deshaces de ellas. Y en el hogar de tus padres fue así. Eso es una cadena generacional, es un patrón de conducta.
Otro ejemplo es el patrón del orgullo, o el rencor. Alguna vez has escuchado algo así como:
-su papá se fue a la tumba y jamás le habló. Y este es igual.
allí hay un patrón de orgullo o de rencor repetitivo entre padres e hijos
Así podríamos mencionar ejemplos y ejemplos como alcoholismo, adulterio, pobreza, conformismo. etc. Todas esas son cadenas generacionales que debemos romper. Pero Primero debemos identificarlas. ¿Como las identificamos? La Biblia nos dice esto:
Salmo 4:4 RV95 4¡Temblad y no pequéis! Meditad en vuestro corazón estando en vuestra cama, y callad.
Hageo 1:5-8 RV95 5 Pues así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad bien sobre vuestros caminos. 6 Sembráis mucho, pero recogéis poco; coméis, pero no os saciáis; bebéis, pero no quedáis satisfechos; os vestís, pero no os calentáis; y el que trabaja a jornal recibe su salario en saco roto. 7 Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad sobre vuestros caminos.
La palabra de Dios nos dice: no vivas a toda velocidad llevado por la inercia de la vida. Toma el tiempo para meditar sobre tu manera de vivir. detente piensa sobre tu estado actual, sobre tu vida. sobre tu proceder. Sobre el rumbo que llevas etc. Detente, piensa, medita, reflexiona. ¿Como estoy? ¿A donde voy? ¿A donde voy a parar si sigo así? En esa reflexión identificarás algunos patrones de conducta. Anótalos. Identifícalos con puntualidad. Y cuando los tengas claros habrás generado un gran avance en cuanto a la posibilidad de romper con ellos. Porque si lo ignoras, te vuelves un pasajero en el río de la vida que va a desembocar donde tu no quieras.
Por otro lado, si alguno de tus padres murió cuando tu eras pequeño y no lo conociste a profundidad. Puedes aprender al escuchar a tus tíos o abuelos.
También puedes escuchar cuando tu esposa, amigos, o compañeros de trabajo te mencionan algún patrón de comportamiento que tienes. Quizá ese comportamiento viene de tu padres.
Un día mi esposa me dijo:
–hay eddie tu eres muy quejumbroso.
Y yo me sorprendí. Pero puse atención a mi proceder y me di cuenta que Laura tenía razón. Identifiqué un patrón de conducta en mi. Mi esposa me ayudó a identificar un patrón de conducta que generaba un ambiente tenso entre nosotros.
En el mes de abril fui a conocer a mi sobrina Rencie Woolsey, noté que toda su platica era un quejarse de todo: de su padres, de la vida, del sistema. Pregunta: ¿Será una cadena generacional en los Woolsey? Quizá si.
Mi padre vivió solo los últimos años de su vida, no frecuentaba a nadie, y murió solo. Mi hermano James tiene 75 años y vive solo, no frecuenta a nadie y seguramente morirá solo igual que mi padre. Mi sobrina Rencie tiene 39 años vive sola, no frecuenta a nadie y dice que así se quedará el resto de su vida. Pregunto: será una cadena generacional en los Woolsey? Seguramente si. Yo debo romper con eso, con la queja y con la tendencia a romper relaciones significativas.
El primer paso para romper la cadena es identificarla. Como la identificas? toma tiempo para meditar.
¿Como podemos romper las cadenas generacionales?
Renuncia a ellas.
Una vez que has identificado ese patrón, no te conformes a vivir así. No te apropies de frases como: es que así somos nosotros en la familia, es que yo siempre he sido así. Es que así era mi papa también, y yo soy así por el. Deja de cantar la de no soy monedita de oro pa caerle bien a todos. Rompe con eso, renuncia a eso.
La manera de romper y renunciar se llama arrepentimiento. Una vez que identificaste esa cadena y la tienes bien ubicada, en oración renuncia a ella, pidiendo perdón a Dios por ese proceder y renunciando a el. Por eso Dios le dijo a Israel:
Deuteronomio 30:1-3 1»Sucederá que cuando hayan venido sobre ti todas estas cosas, la bendición y la maldición que he puesto delante de ti, te arrepientas en medio de todas las naciones adonde te haya arrojado Jehová, tu Dios, 2 te conviertas a Jehová, tu Dios, y obedezcas a su voz conforme a todo lo que yo te mando hoy, tú y tus hijos, con todo tu corazón y con toda tu alma, 3 entonces Jehová hará volver a tus cautivos, tendrá misericordia de ti y volverá a recogerte de entre todos los pueblos adonde te haya esparcido Jehová, tu Dios.
El primer paso para romper la cadena es identificarla, luego empieza a dar pasos espirituales para romperla: arrepentimiento. Toma tiempo para orar al respecto, y habla con Dios de eso específicamente y dile que renuncias a ese proceder. Que no lo quieres mas en tu vida, ni en la vida de tus hijos.
Aquí se mencionan tres palabras: te arrepientas, te conviertas, y obedezcas a la voz de Dios.
Con este énfasis que hace Dios, podemos podemos identificar las tres fases del arrepentimiento: El intelectual; cuando reconoces lo malo que hay en ti. El emocional; cuando te dueles y te lamentas por eso malo que hay en ti. Y el práctico; cuando empiezas a tomar acciones intencionales y concretas de cambio.
No sirve de nada identificar una cadena que traes arrastrando si no haces nada por romperla. Dios dice: reconócela, duélete por ella y has los cambios necesarios. Eso es arrepentimiento. Y esa es la mejor manera de renunciar a una cadena generacional.
¿Como podemos romper las cadenas generacionales?
Desarrolla patrones bíblicos de conducta.
La Biblia es la palabra de Dios. La Biblia no es un libro cualquiera. Tan solo en el fragmento en el que estamos basando el mensaje de hoy hay dos profecía cumplidas: las diáspora de Israel, y el regreso de Israel a su territorio actual. Esa profecía se cumplió en 1948. Una manera de saber que la Biblia es la palabra de Dios son las profecías cumplidas en ella.
Si creemos que la Biblia es la palabra de Dios, debemos darle importancia en nuestra vida. No se trata de tener la Biblia como un libro sagrado que no queremos tocar, o que queremos tener en un nicho. NO es así. La Biblia es un libro sagrado que debemos conocer y escudriñar. La Biblia es un libro sagrado del que debemos aprender.
En cuanto al aprendizaje, la pedagogía dice que el aprendizaje sucede cuando el alumno incorpora el conocimiento a su manera de vivir. Es decir, aprendizaje es cambio. El cambio ocurre cuando sustituimos una conducta vieja por una nueva.
La cosa es, qué clase de conducta vamos a adoptar. Porque si estoy mal, y no tengo cuidado, puedo aprender cosas peores y degradar mi vida aún mas de lo que ya está. Entonces yo debo asumir conductas que me saquen del hoyo.
Lo mejor que podemos hacer es empezar a beber del agua de la palabra de Dios que va a refrescar la aridez de nuestra vida sin Dios y va a traer cambios a nuestra vida. Jesús dijo:
Juan 6:63 63 “…Las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.
Entonces nos conviene conocer, abrazar y vivir las palabras de Jesús. Por eso, el tercer aspecto para romper las cadenas que traemos arrastrando es desarrollar patrones bíblicos de conducta.
Al leer la Biblia el objetivo no es aprender nombres bíblicos, o ciudades bíblicas, o historias bíblicas solamente. El objetivo es se trata de extraer de la palabra de Dios patrones de conducta que vendrán a sustituir nuestras conductas viejas. Por eso Dios le dijo a Israel:
Deuteronomio 30:8 8 Tú te convertirás, escucharás la voz de Jehová y pondrás por obra todos sus mandamientos que yo te ordeno hoy.
¿Que está diciendo Dios? Que no basta con reconocer lo que te arrastró hasta tocar fondo en la vida, necesitas convertirte; es decir, necesitas cambiar. Y no solo cambiar a lo bruto y volverte peor, debemos empezar a escuchar la voz de Dios manifestada en su palabra, en sus mandamientos y ponerla por obra. Es decir, reemplazar nuestros hábitos viejos por nuevos hábitos emanados de la palabra de Dios.
Por ejemplo: si tuviste un matrimonio que fracasó. Y fracasó por que no trataste bien a tu esposa o esposo. Porque simplemente repetiste la forma en la que tu papá trató a tu mamá. Y ahora en tu nuevo matrimonio estas repitiendo los mismos errores y estas por perder este matrimonio otra vez. Debes aprender a tratar a tu esposa, o esposo como la Biblia te enseña: rompe la cadena generacional desarrollando patrones bíblicos de conducta. por ejemplo a las mujeres les dice:
1 Pedro 3:1-2 1Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos, para que también los que no creen a la palabra sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, 2 al considerar vuestra conducta casta y respetuosa.
Y a los hombres nos dice:
1 Pedro 3:7 7 Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo.
La palabra de Dios nos está mostrando una forma de llevar nuestra relación matrimonial. Si tu manera de llevar tu matrimonio nunca fue esta, cámbiala por esta. Eso sería desarrollar un patrón bíblico de conducta. Y de esa manera, poco a poco, irás rompiendo la cadena. Poco a poco tu vida irá tomando un rumbo nuevo. Tu vida puede cambiar con la ayuda de Dios y su palabra. Tus cadenas se pueden romper con la ayuda de Dios y su palabra.
Todos tenemos un pasado con el que luchamos. No solo nuestro pasado, pero nuestra herencia generacional a veces tampoco es buena. A lo mejor vez tu vida y piensas, para mi es imposible cambiar. A lo mejor vez tu matrimonio y piensas, esto es imposible de arreglar.
Lo ultimo que quiero decirte en este mensaje es que Dios es el Dios de lo imposible, y con el tu vida pueda cambiar. Dios puede romper tus cadenas si le permites obrar en tu vida.
Cantar Dios de o imposible