Tres errores típicos en el matrimonio
Tres errores típicos en el matrimonio.
Seguimos con nuestra serie: Hablemos del matrimonio primera temporada.
Estamos analizando el matrimonio de Adán y Eva. Dijimos que Adán y Eva representan el matrimonio que empieza bien, que tienen todo para ganar; sin embargo, a pesar de haber empezado con todo para ganar, terminaron perdiendo cuando activaron el potencial destructivo de la tentación.
La platica de hoy está muy ligada con la de la semana pasada; es como una secuela que explica el proceso de caer en la tentación que envolvió a ambos, y que ocurrió después. Mi mensaje se titula: Tres errores típicos en el matrimonio.
¿Haz conocido algún matrimonio que empezaron con todo para ganar y al final terminaron perdiendo? ¿Qué perdieron Adán y Eva? Perdieron su comunión con Dios. Perdieron todas las bendiciones que Dios les había regalado y sufrieron consecuencias muy dolorosas por su fracaso. Y lo peor de todo es que como Adán era el representante de la raza humana, su falla perjudicó para siempre a toda la humanidad. ¡La historia de Adán y Eva es una verdadera tragedia!
¿A que le podemos atribuir el fracaso de esta pareja? ¿Qué fue lo que pasó? ¿Por qué si tenían todo para ganar terminaron perdiendo? El problema de ellos fue que desobedecieron a las órdenes de Dios y a partir de allí se vinieron todos los problemas.
Igual nos puede pasar a nosotros, cuando en la vida matrimonial nos apartamos de los lineamientos de Dios y tomamos un rumbo alternativo, se nos vienen todos los problemas.
Hay una verdad central que nos va a guiar en el desarrollo de este mensaje:
Errores típicos, nos pueden arruinar bendiciones extraordinarias.
Por eso debemos poner atención al cómo vivimos. NO tenemos porque ser igual que todas las parejas, debemos elevar el standard. NO deberíamos aspirar a ser como el matrimonio promedio que comete los errores típicos; mas bien deberíamos aspirar a ser matrimonios de calidad, alineados a la voluntad de Dios y que tienen el potencial de inspirar a las nuevas generaciones.
¿Qué errores cometieron Adán y Eva?
Actuar por impulso.
Aquí estamos hablando del clásico: “Me deje llevar.” ¡típico! Resulta que Dios les había dado instrucciones muy específicas a Adán y Eva: Veamos:
Génesis 3:2-3 2—Podemos comer del fruto de todos los árboles —respondió la mujer—.3 Pero, en cuanto al fruto del árbol que está en medio del jardín, Dios nos ha dicho: “No coman de ese árbol, ni lo toquen; de lo contrario, morirán.”
Aquí podemos ver que Eva tenía muy claras las instrucciones de Dios. Las conocía a la perfección, no había duda alguna. Hasta las podía repetir perfectamente. Pero desobedeció a Dios al dejarse llevar por sus sentidos: lo que vio la cautivó, y no le importó perder todo lo que tenía, solo le importó dejarse llevar por lo que veía. Así lo cuenta la Biblia, vamos a poner atención al proceso de la desobediencia:
Génesis 3:6 6 La mujer vio que el fruto del árbol era bueno para comer, y que tenía buen aspecto y era deseable para adquirir sabiduría, así que tomó de su fruto y comió…”
El proceso es muy gráfico: ella vio, deseó, tomó y comió. Actuó por impulso, no razonó, se dejó llevar, fue arrastrada y seducida por sus deseos.
Actuar por impulso es básicamente dejarnos llevar por lo que vemos, o por lo que sentimos, sin pensar lo que podría pasar.
Hay muchos dichos populares que nos predisponen a vivir así, por ejemplo:
“…Es mejor pedir perdón que pedir permiso…”
“…A quien le dan pan que llore…”
“…Ya después veremos como le hacemos…” Etc.
Esto se aplica a todo: tanto a comprar por impulso, y después sufrir el endeudamiento y el estrés de una vida de esclavitud financiera.
Pero también aplica a la infidelidad conyugal, cuando por un impulso carnal se sacrifica toda una historia de amor y tantas bendiciones que Dios nos había dado.
Es muy triste para nosotros, a lo largo de todo nuestra trayectoria ministerial ver a personas que amamos, sufriendo soledad, abandono, depresión, escasez etc. No es lo que Dios quería para ellos, pero al dejarse llevar por un impulso, echaron por la borda todo aquello bueno que Dios les había dado. Y al platicar con ellos dicen: es que no se, me dejé llevar, no la pensé etc.
Creo que esta frase lo ilustra muy bien: Al actuar por impulso pensamos en lo que queremos tener, no en lo que podemos perder.
A Adán y Eva les faltó discernimiento al dejarse llevar por aquello agradable a los ojos. Así les pasa a muchas parejas el día de hoy, es un error típico, el actuar por impulso, sin discernir las consecuencias de sus actos.
Intelectualmente hablando, discernir es distinguir por medio del intelecto una cosa de otra, o varias cosas entre ellas. Pero espiritualmente hablando, discernir es conocer la voluntad de Dios y hacer a un lado todo lo que es contrario a ella.
En este mundo tan relativo, donde las verdades absolutas ya no existen, donde cada quien hace lo que mejor le parece; donde la mentalidad que rige es “tu vive y deja vivir” o “Tu haz lo que te haga feliz”, es muy fácil caer en el engaño y dejarnos llevar por emociones e impulsos, sin discernir que una situación momentánea se puede convertir en una tragedia. Error típico: actuar por impulso y sin discernimiento.
¿Qué errores cometieron Adán y Eva?
Seguir la corriente.
El segundo error típico de Adán y Eva, fue el seguirse la corriente. Seguirle la corriente en todo a tu pareja es un error.
Muchas veces confundimos la complacencia con el apoyo. Complacer en todo no es apoyar, es perjudicar.
Hay situaciones en las que no deberíamos apoyar a nuestra esposa/o. Pero pensamos: es que yo lo tengo que apoyar. Y por andar apoyando abrimos la puerta a la desgracia. A veces apoyar a tu esposa es decirle: lo siento, en esto no te puedo complacer. Perdona, no te puedo seguir el rollo en esto. Discúlpame, creo que eso no abona a mejorar nuestra relación. Etc.
No debemos olvidar que somos dos, precisamente para equilibrarnos, para hacernos contrapeso, para que haya sabiduría en las decisiones. Para que lo que no ve uno, lo vea el otro.
Para que las cosas se mantengan estables en el matrimonio Se requiere una base coherente a la voluntad de Dios. Alguien que diga: “-momento, haber hay que pensarlo mejor”. Porque a veces, seguimos la corriente en situaciones que después traen problemas al matrimonio y familia. En cuanto a Adán y Eva, esto cuenta la Biblia:
Génesis 3:6 6 La mujer vio que el fruto del árbol era bueno para comer, y que tenía buen aspecto y era deseable para adquirir sabiduría, así que tomó de su fruto y comió y también él comió.
Cuando estudiamos la historia de Adán y Eva descubrimos que este matrimonio entró en situación de crisis, en el momento en que Adán también desobedeció a Dios.
Se requería la base coherente a la voluntad de Dios que se mantuviera firme, que hiciera contrapeso. Pero Adán, fue influenciado por su esposa; la quiso apoyar. Si Eva había desobedecido, Adán debió haberse mantenido fiel a Dios. Pero las cosas no ocurrieron así. Adán se dejó llevar por Eva. Le siguió la corriente, la quiso apoyar y las consecuencias fueron devastadoras. No sabemos que hubiera pasado si Adán le hubiera dicho a Eva: “-perdona mi amor no puedo seguirte la onda en esto”. Solo sabemos lo que pasó por decirle: -te apoyo.
Al parecer a Dios le hubiera gustado que Adán no le hubiera hecho caso a su esposa en este aspecto en particular. Porque Dios le dijo a Adán:
“Por cuanto hiciste caso a tu mujer y comiste del árbol que te prohibí comer…”
Hay ocasiones en las que debes decirle que no a tu pareja aunque se moleste contigo. ¿Cuándo? Cuando es evidentemente que la situación es contraria a la voluntad de Dios. Dios dijo: “…no coman del fruto…” la voluntad de Dios fue clara. No lo debían hacer. Punto. O cuando el sentido común te dice que obviamente aquello va a terminar mal. O cuando simplemente no tienes paz en tu corazón ante cierta cosa. Allí debes decir no, espérame, pensémoslo mejor. Vamos a orar. Hablemos con nuestro pastor, consultemos a un amigo etc.
En ocasiones tu esposa o esposo puede llegar con propuestas, con ideas, o con proyectos que no agradan a Dios, o que ponen en riesgo nuestra economía familiar, o que nos van a meter en estrés innecesario; y nosotros por no tener problemas con nuestra pareja, escogemos tener problemas con Dios. Nunca olvides esto:
Siempre será mejor tener problemas con tu pareja, que tener problemas con Dios.
Seguirle la corriente a tu esposo o esposa en su frialdad espiritual, o en cosas que a Dios no le agradan como negocios ilegales, pecados explícitos etc. Traerá consecuencias devastadoras.
Wayne Myers dijo una vez:
El pecado te llevará mas lejos de lo que quieres ir, te detendrá mas tiempo del que te quieres quedar y te costará mas caro de lo que quieres pagar.
A Adán le hubiera ido mejor si en lugar de quedarle mal a Dios le hubiera quedado mal a su esposa. Error típico: seguir la corriente en todo.
¿Qué errores cometieron Adán y Eva?
Mantener el secreto.
El tercer error que cometieron Adán y Eva fue que al fallarle a Dios trataron de ocultar la falla. La historia nos cuenta que cuando Adán y Eva desobediencia, corrieron a esconderse ¿Cómo se escondieron Adán y Eva? 1-Tratando de cubrir su desnudez. 2- Escondiéndose entre los árboles Así lo cuenta la Biblia
Génesis 3:7-9 7 En ese momento se les abrieron los ojos, y tomaron conciencia de su desnudez. Por eso, para cubrirse entretejieron hojas de higuera. 8 Cuando el día comenzó a refrescar, oyeron el *hombre y la mujer que Dios andaba recorriendo el jardín; entonces corrieron a esconderse entre los árboles, para que Dios no los viera.
Cuando hemos fallado, la tendencia automática es esconderlo todo, que nadie sepa lo que pasó. Tendemos a guardar el secreto y ocultarlo todo, tal como Adán y Eva lo hicieron. Pensar que solo porque no lo confieso, nadie nunca lo va a saber es un error, porque la Biblia dice que tarde o temprano todo saldrá a la luz.
Cuando ocultamos algo, generalmente tratamos de cubrir el error mintiendo, o haciendo algo bueno “que compense lo malo”. O llenándonos de compromisos para evadir una conversación crucial. Tal como Adán y Eva lo hicieron. Pero escondernos nunca será la mejor idea. La Biblia dice esto:
Proverbios 28:13 El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia.
Hay una diferencia grande entre confesar y ser descubiertos. Si confiesas tu pecado y te apartas, puedes ser perdonado; pero si eres descubierto en el, ya no habrá mucho que puedas hacer. Habrás destruido la confianza de tu cónyuge. La confianza es fácil de perder pero muy difícil de recuperar.
Muchos tienen secretos guardados. Deseos reprimidos, sueños frustrados, molestias acumuladas. Ilusiones truncadas, conflictos no resueltos etc. Y todo esta allí dentro del corazón. Mientras eso no sale, esta echando raíces mas profundas. Que tarde o temprano darán su fruto.
Cuando escondemos situaciones en nuestro corazón, se vuelven posibilidades que en un momento dado pueden detonar situaciones que nos arrastran a otras situaciones peores.
Entre nosotros no debe haber secretos, mas bien debemos tener una comunicación abierta. Y para lograr eso, no debemos tenerle miedo a la verdad, aunque duela. No debemos temer decir la verdad y no debemos temer escuchar la verdad aunque duela. Jesús dijo:
Juan 8:32 y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres
Esto significa que la verdad puede ser dolorosa, pero siempre tiene el potencial de liberarnos.
Si alguno de los presentes tiene un secreto escondido, quiero decirte esto: es mucho mejor explicar lo que pasó al confesar tu pecado, que explicar lo que pasó al ser descubierto en el.
Si tienes un secreto escondido lo mejor que puedes hacer es empezar a orar para que Dios te guíe en cuanto como y cuando abrir tu corazón. Error típico: Mantener el secreto.
Quiero terminar diciendo esto: tal vez el haber cometido errores, arrastro tu relación de pareja a un nivel de dolor, de resentimiento, de heridas que nunca te imaginaste. Quizá tu esposa y tu, aunque empezaron con todo para ganar, la realidad es que han perdido mucho mas de lo que les hubiera gustado. Hoy queremos decirles que con Dios, aún que las cosas estén mal, puede terminar bien.
La historia de Ada y Eva nos deja ver que Dios tiene un plan de rescate. Adán y Eva en su desesperación trataron de resolver su problema. Pero los problemas espirituales nunca se resolverán con soluciones carnales. Ni con arranques de culpa para compensar nuestras malas acciones. La Biblia dice que la paga del pecado es muerte. Y ese día, Dios mediante la muerte de un cordero, obtuvo vestido para ellos. Así lo cuenta la Biblia:
Génesis 3:21 21Y el Señor Dios hizo vestiduras de piel para Adán y su mujer, y los vistió.
La solución a los problemas de tu matrimonio inicia, solucionando tu condición espiritual. Cuando tu situación espiritual delante de Dios se corrige, entonces estamos en condiciones de resolver todos los demás problemas de la vida.
La solución de Dios para el problema de Adán y Eva fue la muerte de un cordero. Un cordero que muriera en lugar de ellos y que al morir proveyera vestido para su desnudez. A partir de ese día millones de corderos se sacrificaron en el mundo para que las personas pudieran acercarse a Dios otra vez.
Desconozco cual sea tu condición en este momento, ni que fue lo que te llevó hasta el punto en el que te encuentras hoy, pero si se que Dios tiene un plan para rescatarte. Y el plan de rescate espiritual es el mismo para toda la humanidad: la sangre derramada del cordero. Que es Jesucristo.
Por eso, cuando Juan el bautista vio a Jesús por primera vez dijo:
Juan 1:29 “…He ahí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.
Cantar Me viniste a Rescatar.
En Dios aunque tu situación este mal, puede terminar bien.